“¡Le estás quitando la alegría al viaje!”, exclamó mi compañero de cuarto, medio en broma y medio en serio, tras horas de viaje desde Chicago hasta la Costa Este.
Soy una chica de naturaleza de corazón, y hace poco, esta chica de las llanuras de Illinois se dirigió a las Montañas Rocosas. Pedimos prestado un cuatriciclo y subimos la montaña once kilómetros para nuestra caminata.
Dios siempre está presente con nosotros, ya sea que nuestra atención esté puesta en Él o no. Pero a veces, queremos prestarle atención y recibir la suya a cambio. Y lo hacemos mediante la oración.
Sé con certeza que quiero ser un líder piadoso, motivado a asegurar que otros puedan ver a Jesús en mis acciones, para que mis acciones puedan ayudar a guiarlos a Cristo en el momento apropiado.
El verano pasado fue, sin duda, el más difícil de mi vida. Para mí fue una temporada de espera, pero aún más, una temporada en la que Dios me despojó de mi autosuficiencia.
El mensaje de texto de Comcast era largo, lo que ya me estresaba. Nos cortarían el internet esa mañana durante unas horas por unas reparaciones imprevistas que debían hacerse en...