Como humanos, a menudo intentamos encontrar nuestra identidad en el trabajo o nuestro valor en lo que producimos. Pensamos que la solución para encontrarnos a nosotros mismos es esforzarnos más, trabajar más. Cuando Jesús nos invita a encontrar nuestra identidad en Mateo 16, nos invita a todo lo contrario: a dejar de esforzarnos y simplemente mirar a nuestro Creador para encontrar nuestra verdadera identidad, de una vez por todas.