Si creciste en un hogar cristiano, probablemente tenías algunas "reglas" que debías seguir. Si conociste a cristianos durante tu infancia, probablemente sabías que había cosas que los cristianos no hacen (beber, bailar, decir malas palabras, vivir en promiscuidad, etc.). Las buenas intenciones de seguir la Palabra de Dios pueden rápidamente generar reglas que debemos seguir para ser un buen cristiano. Pero Dios quiere más para nuestras vidas: nos salva para que podamos ser transformados y transformar el mundo con Él, no para seguir reglas. Aprende a seguir fielmente a Dios de una manera que transforme tu vida, no tu comportamiento.