Cuéntanos tu historia

Laurie Buffo, escritora voluntaria, South Barrington | 11 de agosto de 2025

Más bien, honren a Cristo como Señor en sus corazones. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que tienen. Pero háganlo con mansedumbre y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que quienes hablen mal de su buena conducta en Cristo se avergüencen de su calumnia.
1 Pedro 3:15


En esta serie, estamos haciendo algo muy divertido con nuestros devocionales. Mientras damos la bienvenida a algunos de nuestros pastores y maestros favoritos de años pasados ​​los domingos por la mañana, ¡vamos a dar la bienvenida a los devocionales de años anteriores! Esperamos que disfruten de estas publicaciones que generaron una respuesta tan emotiva al llegar a su bandeja de entrada y a la aplicación Willow.

Mi papá una vez me preguntó por qué era tan feliz todo el tiempo. Quería saber qué había cambiado mi perspectiva. "Mi fe en Jesús", respondí. Quería saber más, pero como nuevo creyente, no creía tener los conocimientos teológicos necesarios para explicarlo bien. Así que le di mis libros y sermones grabados. Con el tiempo, tuvimos conversaciones muy interesantes, pero creo que la primera vez me equivoqué. Papá no buscaba teología. Quería saber qué me había cambiado. Quería mi historia. Ya no está, y es demasiado tarde para decir lo que me hubiera gustado decir en aquel entonces. Si volviera a tener la oportunidad, le contaría cómo conocí a Dios.

Papá sabía que había contraído varicela en el primer trimestre de mi primer embarazo. Sabía que existía la posibilidad de que mi bebé tuviera discapacidades congénitas. No sabía cómo, en mi desesperación, había buscado a Dios por primera vez. Nunca le conté cómo sentí que me decía: «Todo estará bien». Papá sabía que mi hija nació sana, pero no cómo eso lo había cambiado todo.

¿Has notado que casi todos los sermones o devocionales comienzan con una historia? Jesús solía usar parábolas para desafiar la forma de pensar de la gente. Sus historias tienen el poder de transformar. Son memorables y nos conectan de una manera que los conceptos por sí solos no pueden.

Todos tenemos una historia y conocemos a personas que necesitan a Jesús. Si vivimos nuestra fe, la gente sentirá curiosidad. Y cuando nos pregunten, siempre debemos estar listos para darles una respuesta. No queremos perder ninguna oportunidad por no haber estado bien preparados. Anímate a contar tu historia con amabilidad y respeto, incluso si se burlan de ti. Tu bondad puede llevarlos a una fe salvadora en Jesús.

Próximos pasos

Si no lo has pensado antes, ¿qué razón darías para “la esperanza que tienes”? 

Piensa en lo que te acercó a Jesús. Quizás fue una persona que te influyó o una situación que demostró la fidelidad de Dios. Quizás fue el momento en que te diste cuenta de que nunca estás solo. Sea lo que sea, practica tu historia; ¡es buena!