Es posible.
Jenna Brooke Carlson, redactora voluntaria, Huntley | 11 de julio de 2025

Entonces llegaron unos judíos de Antioquía e Iconio y se ganaron a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero cuando los discípulos se reunieron en torno a él, se levantó y volvió a la ciudad. Al día siguiente, él y Bernabé partieron hacia Derbe.
Hechos 14:19-20
"'Señor', respondí, 'esta gente sabe que yo iba de una sinagoga a otra para encarcelar y golpear a los que creen en ti. Y cuando se derramó la sangre de tu mártir[a] Esteban, yo estaba allí dando mi aprobación y guardando las ropas de los que lo mataban.'
Hechos 22:19-20
No me consideraba la persona más indicada para publicar un libro. No tenía formación formal en escritura ni contactos en el sector editorial. No sabía nada de la publicación de un libro ni de lo que se necesitaba para dar a conocer un manuscrito.
Mi primera conferencia de escritores me hizo darme cuenta de lo mucho que ignoraba sobre la edición. El camino no fue fácil, pero Dios me ayudó a avanzar paso a paso. Fracasaba, me levantaba y seguía adelante. Ocho años después, tenía en mis manos un libro publicado. Parecía realmente un milagro.
Pablo, originalmente conocido como Saulo, experimentó su propio milagro. Al principio, Pablo odiaba a los cristianos. Aprobó la lapidación de Esteban, un diácono de la fe cristiana. No sólo lo aprobó, sino que el griego original utiliza la palabra suneudokeó, , que significa que estaba complacido con el asesinato. Se deleitó en ella. Él no parecía como su primera elección para dirigir la iglesia cristiana.
Pero, a pesar de todo, Jesús lo eligió.
Tras su conversión, Pablo recorrió la tierra hablando de Jesús. La gente estaba asombrada de que este improbable perseguidor de cristianos pudiera convertirse en un líder de la fe cristiana. Dios había hecho lo imposible. Había cambiado el corazón de piedra de un hombre por uno que amaba a Dios lo suficiente como para sufrir por él.
Irónicamente, varios años después, Pablo se encontró en una situación similar a la de Esteban, pero esta vez era él el perseguido. Una multitud enfurecida estuvo a punto de apedrearlo hasta la muerte, pero él se levantó y siguió difundiendo la noticia de Jesús. En su último viaje misionero, Pablo sabía que podía morir por la fe, pero aceptó la posibilidad y siguió adelante hasta ser martirizado.
La historia de Pablo es un verdadero milagro. El mismo Dios que hizo un milagro en la vida de Pablo está vivo hoy. Sigue obrando, llevando lo imposible a lo posible, trabajando en lugares que parecen oscuros y sin esperanza. Ese mismo Dios es accesible para nosotros hoy, y aunque no siempre entendemos cómo responde a nuestras oraciones, sabemos que nos escucha y actúa. Sabemos que es capaz de todo, incluso de lo inimaginable.
Próximos pasos
¿Dónde necesitas un milagro en tu vida? Pasa tiempo en oración, hablando con Dios sobre ello. Él te escucha. Puede que el resultado no sea el que esperas, pero Él te escucha y es capaz.