La paz sobrepasa el entendimiento

Katie Franzen, Pastora Ejecutiva de Ministerios e Iniciativas Estratégicas | 8 de mayo de 2025

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7

Una persona da libremente, pero gana aún más;
otro retiene indebidamente, pero llega a la pobreza.
La persona generosa prosperará;
el que alivia a los demás será aliviado.
Proverbios 11:24-25


A mis padres les encantaba el programa "Dateline". Recuerdo un episodio sobre la conducción bajo los efectos del alcohol. No recuerdo las estadísticas exactas, pero el episodio analizaba el fenómeno de que un número desproporcionado de accidentes de tráfico en los que estaba implicado el alcohol provocaban la muerte de otras personas, pero no de las intoxicadas. La teoría era que, como el alcohol es un depresor, las personas que conducen en estado de embriaguez están relajadas, lo que provoca menos lesiones y muertes que las que se ponen tensas debido a la respuesta natural de lucha o huida de su cuerpo. El consejo de "Dateline" era sencillo: si vas a tener un accidente de coche, intenta relajarte.

Unos meses más tarde, me dirigía a mi trabajo después de las clases. En una curva ciega, me salí y miré a mi izquierda para ver un todoterreno que se dirigía hacia mí. En esa fracción de segundo, sabiendo que me iban a atropellar, recordé de algún modo aquel episodio aleatorio: respiré hondo, cerré los ojos y relajé el cuerpo. 

Me desperté en el hospital, pero milagrosamente no tenía otras lesiones. El informe policial del accidente indicaba que debería estar muerto o, como mínimo, incapacitado permanentemente. Seguir esa sencilla instrucción de relajarme me salvó la vida.

Creo que Dios nos llama a confiar en Él de manera similar. A menudo vamos por la vida con los nudillos en blanco, intentando desesperadamente controlar situaciones incontrolables. Este aferramiento desesperado es especialmente cierto cuando se trata de dinero. Cuando algunos de nosotros vemos que se avecinan problemas -una caída de la bolsa de valores o la posibilidad de despidos en el trabajo- nuestra respuesta natural es tensarnos y aferrarnos con más fuerza a lo poco que tenemos. Otros tenemos mucho, pero nos da miedo confiar a Dios nuestro dinero -hemos trabajado tan duro para ganar lo que tenemos- que no podemos evitar aferrarnos a él con fuerza. Es como decirle a nuestro cuerpo que se relaje mientras un coche viene a toda velocidad hacia nosotros. 

La paradoja de Cristo es que nos pide que hagamos lo contrario de lo que sería natural: "Relájate. Confía en mí", nos susurra. "Da libremente, y ganarás más". La libertad que Cristo promete va en contra de nuestra naturaleza. Como sucede en todas las áreas de nuestra vida, cuanto más confiemos en la sabiduría de la Biblia, más plenamente podremos experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Próximos pasos

Cada uno de nosotros se encuentra en una situación económica diferente. Para algunos de nosotros, dar es fácil, pero no tenemos mucho que ofrecer. Para otros, tenemos mucho, pero siempre estamos pensando en las situaciones de emergencia que podrían surgir y nos cuesta confiar en Dios con nuestras finanzas. Lee más sobre cómo Willow habla de la generosidad, y luego considera en oración cuál puede ser tu próximo paso en la generosidad. 

¿Qué otra área de tu vida es una fortaleza que Dios te está invitando a soltarle, aunque no tenga sentido terrenal hacerlo?