Dios lucha por nosotros
Nancy Hatcher, escritora voluntaria, South Barrington | 29 de mayo de 2025

Ahora sé esto:
el Señor da la victoria a su ungido.
Le responde desde su santuario celestial
con el poder victorioso de su diestra.
Algunos confían en carros y otros en caballos,
pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.
Salmo 20:6-7
El pasaje bíblico de hoy, en concreto el versículo siete, es uno de mis favoritos. Me ayudó a superar la fiebre reumática y muchas faringitis estreptocócicas que me mantuvieron enfermo hasta la extracción de amígdalas a los veintiún años. Después de años, Dios finalmente respondió a mis oraciones; ya no tenía fiebre ni dolor. Me había fortalecido y la condición física se convirtió en una prioridad.
En un abrir y cerrar de ojos, cumplí 68. Mi año estuvo lleno de un montón de visitas al médico, pruebas y múltiples biopsias. El 2024 no habría estado completo sin un golpe de cemento en la cara y unos puntos de sutura amenazantes. Una amiga bromeó: «Creo que necesitas plástico de burbujas cuando sales de casa».
Tuve dificultades para confiar en Dios durante este lío.
David, uno de mis héroes favoritos, escribió la Escritura de hoy antes de ir a la guerra por los israelitas. Creía que el Señor le daría la victoria con el poder de su diestra, y así lo hizo.
Confiar en el nombre de Dios significa creer en su carácter. Él nos ama más allá de toda razón. Dios también tiene autoridad sobre todo lo que sucede dentro y alrededor de nosotros. Su poder es magnífico, y sé que debo poder confiar en él.
¡Pero desafortunadamente, a menudo confío en mi yo pecador en lugar de en Dios!
Dios envió a Jesús a la Tierra para salvarme y perdonar mi falta de confianza, así que confieso esto y luego encuentro alegría en cualquier circunstancia.
Este año le pedí a Dios si podía tener un año diferente en 2025. Acudí diligentemente a mis citas y, ¡zas!, otro diagnóstico, esta vez crónico. Admito que me sentí desconsolado por un instante, pero estaba decidido a escuchar a los profesionales médicos y a mi Padre Celestial, quien me conoce profundamente y tiene un plan muy bueno para mí, ahora y en la eternidad.
La vida nunca será “fácil”, pero recuerda que en todas nuestras situaciones, ¡Dios pelea por nosotros!
Próximos pasos
Si alguna vez has tenido unos años como los míos o estás teniéndolos mientras escribo estas últimas palabras, aquí tienes algunos datos interesantes:
- Pon esta canción en repetición en tu caja de herramientas de guerrero: “No hay nadie como tú”.
- Escribe sobre ello.
- Oremos por ello, ojalá también con hombres y mujeres de Dios de confianza.
- Adora y agradece a Dios durante tu temporada.