La ira: ¿una herramienta o un lastre?
Faith Schiller, Pastora Asociada del Campus Virtual | 28 de marzo de 2024

Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, se enfureció y arrojó las tablas de sus manos, rompiéndolas al pie del monte.
Éxodo 32:19
«He visto a este pueblo —dijo el Señor a Moisés—, y son un pueblo de dura cerviz. Ahora déjame en paz, para que mi ira se encienda contra ellos y los destruya. Entonces haré de ti una gran nación».
Éxodo 32:9-10
Anoche soñé que estaba muy enfadada con una camarera de Kohl's. Estaba tan enfadada que me subí al coche y grité un rato, solo para liberar la frustración que me invadía. Fue uno de esos sueños tan reales en los que te despiertas y te preguntas: "¿De verdad pasó eso?". Fue extraño, porque no suelo comprar en Kohl's ni la ira es una emoción que experimente con mucha frecuencia. Se necesita mucho para enfadarme, y aún más para reaccionar con ira, así que gritar de frustración en mi sueño fue una experiencia bastante nueva para mí.
A Moisés también le costó mucho experimentar su ira. Recuerden, Moisés era el hombre que había pasado toda su vida adulta huyendo del pueblo de Israel, solo para que Dios le hablara a través de una zarza ardiente y lo convirtiera en el portavoz de toda la nación... sin mencionar que odiaba hablar en público debido a su tartamudez. Pero entonces, Moisés se topa con obstáculos tras obstáculos para llevar a cabo lo que Dios le había pedido debido a la absoluta terquedad de quienes lo rodeaban: el faraón, los israelitas, ¡incluso su hermano Aarón parecían no comprender lo que Dios estaba haciendo!
Así que, después de 40 largos días y noches en la montaña, hablando con Dios sobre lo que significa ser un pueblo santo, Moisés encuentra a la nación de Israel rebelándose desafiantemente contra el Señor... otra vez. Y pierde por completo la compostura. Moisés tenía muchas razones para estar frustrado, pero lo que vemos en el texto es que Moisés en realidad refleja la ira de Dios hacia el pueblo, no la suya propia. Moisés estaba enojado porque Dios estaba enojado porque el pueblo adoraba algo diferente. Había muchas otras cosas por las que Moisés podría haber estado enojado y muchos otros momentos en los que su ira podría haber estallado. Y, sin embargo, este es el momento en que vemos su ira.
La ira no es una emoción negativa, aunque a veces la demonizamos. Cuando está alineada con Dios, puede convertirse en un indicador de a qué debemos prestar atención en nuestras vidas y de las cosas que a Dios le importan. Moisés usó su ira como una herramienta, pero no permitió que se convirtiera en una carga.
Próximos pasos
Considera qué le enoja a Dios. Ora y pídele que alinee tu corazón con el suyo cuando se trate de las injusticias que lo enojan.
¿Cómo puedes usar la ira como una herramienta para entender más acerca de lo que le importa a Dios?