Sirviendo de nueve a cinco
Kathryn Tack, escritora voluntaria, South Barrington | 23 de mayo de 2023

Un hombre no puede hacer nada mejor que comer, beber y encontrar satisfacción en su trabajo. Esto también, veo, es de la mano de Dios, pues sin él, ¿quién puede comer o encontrar placer?
Eclesiastés 2:24-25
El trabajo tiene mala fama. Dedicamos nuestro tiempo a regañadientes para poder cobrar al final de la semana o del mes. El premio son todas las recompensas que nuestra economía de consumo nos vende. Algunos consideran sus trabajos como obligaciones, algo que hay que soportar para pagar las cuentas. Pero Dios diseñó el trabajo para que fuera un aspecto gratificante de la vida, y nos ayudará a encontrar satisfacción en él si se lo permitimos.
Las Escrituras desafían a los seguidores de Cristo a elevar el estándar en su trabajo, no a bajarlo. Se llama servir, o algunos podrían llamarlo liderazgo de servicio; no es algo natural. Nacemos inclinados hacia la dirección opuesta. En lugar de tener un radar afinado dirigido hacia las necesidades de los demás, generalmente nos enfocamos en cuidar de nosotros mismos. Entonces llegó Jesús, quien dejó de lado lo que era bueno para sí mismo y actuó según lo que era bueno para nosotros. Él rompió el control que el egocentrismo tiene sobre todos nosotros. Hasta que aprenda y acepte que no se trata solo de mí, nunca disfrutaré de la profunda satisfacción y la pura bondad del trabajo donde Jesús me pide que sirva a los demás, especialmente a aquel a quien ni siquiera puedo comprender servir. Cuando soy el centro constante del universo, mi mundo laboral siempre se reducirá a una perseverancia aburrida y vacía en lugar de ser el modelo a seguir como embajador de Cristo.
Una de mis autoras favoritas de antaño era Barbara Johnson. Escribió uno de los libros más divertidos, "Fresh Elastic for Stretched Out Moms". Cuando el elástico se estira demasiado, deja de sujetar las cosas en su lugar.
Todos necesitamos un nuevo impulso hoy en día, y Jesús nos lo ofrece ayudándonos a cambiar nuestra perspectiva. Nuestra perspectiva de la vida puede determinar dónde encontraremos alegría en nuestras ajetreadas jornadas laborales. La alegría no tiene por qué ser cara. No hace falta ganar millones para comprarla. La alegría se encuentra en la consideración. La alegría se encuentra en el cariño. La alegría se encuentra en decir: «Gracias, Dios», por la vida y el trabajo que has puesto en mis manos.
¿Falta alegría en tu vida laboral al cumplir con tus responsabilidades? Considera que Dios se dedica a cambiar el corazón; pídele que te ayude a cambiar tu perspectiva y a ver más allá de las provisiones mundanas para experimentar la alegría de servir.
Próximos pasos
No tienes que arrastrarte hasta la oficina para volver un día más: pídele a Jesús que te ayude a experimentar tu trabajo como una “ofrenda de servicio” al mundo que Dios creó.
El trabajo puede ser algo que nos reduce a una existencia aún más egocéntrica, o puede abrirnos al mundo que nos rodea. Todo trabajo ofrece a las personas de fe un escenario para modelar el servicio.
- ¿Quién es la persona a la que necesitas traer alegría esta semana?
- ¿Quién es la persona por la que necesitas orar?
- ¿A quién te resulta más difícil servir? Hazlo de todos modos y observa los milagros que Dios puede obrar en tu vida.
- ¿Qué podría estar diciéndote Dios sobre tu trabajo? ¿Cómo podrías experimentar la plenitud de vida que Jesús ofrece incluso en el trabajo?