Pararse
Willow Creek | 3 de octubre de 2025

Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor se detuvieron en medio del Jordán y permanecieron en seco, mientras todo Israel pasaba hasta que toda la nación terminó de cruzar en seco.
Josué 3:17
LEER: Josué 3:1–17
Este día se había hecho esperar: Josué estaba a punto de guiar al pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida. Pero primero, Josué enfrentó un desafío extraordinario: el río Jordán, que se encontraba desbordado, se interponía entre ellos y la Tierra Prometida. ¿Lo seguiría esta vasta congregación de israelitas al entrar en el agua? Esta era su primera gran prueba como líder.
Aunque la mayoría de los hombres y mujeres que huyeron de Egipto con Moisés ya habían muerto, la historia de ese viaje se había transmitido a las nuevas generaciones. Todos sabían que, bajo el liderazgo de Moisés, Dios había dividido el Mar Rojo para que Israel pudiera cruzar por tierra seca y escapar del ejército egipcio que los perseguía. ¡Menuda historia! ¿Cómo podría Josué superar un acontecimiento como ese como su nuevo líder?
Dios dio a Josué instrucciones específicas: los sacerdotes debían llevar el arca del pacto a 900 metros (¡equivale a diez campos de fútbol!) por delante del pueblo. El arca simbolizaba la santidad de Dios, así que, tanto literal como figurativamente, Israel seguiría a Dios en su marcha.
Quizás sabiendo que el pueblo necesitaría una fuerte confirmación de que Dios seguía con ellos, Dios cumplió: cuando los sacerdotes llegaron a la orilla del río Jordán y sus pies tocaron la orilla, las aguas de río arriba dejaron de fluir, acumulándose y creando un camino hacia adelante, tal como Dios había hecho con los israelitas en el Mar Rojo, bajo el liderazgo de Moisés. Siguiendo las instrucciones de Josué, los sacerdotes llevaron el arca hasta el centro del Jordán y se detuvieron. Permanecieron de pie sobre tierra seca, sosteniendo el arca, mientras toda la nación de Israel desfilaba.
¿Cuánto tiempo les tomó a todos esos hombres, mujeres, niños, enfermos o ancianos, ganado, carretas, tiendas de campaña, comida y pertenencias cruzar el río Jordán en su fase de inundación? ¡Los eruditos calculan que tardaron entre tres y 29 días! Fieles a las instrucciones de Dios, aquellos sacerdotes permanecieron día tras día sosteniendo el pesado arca de la alianza mientras la gente pasaba. Y al permanecer allí, cada persona que cruzaba el río vislumbraba el arca sagrada, la representación física de la presencia de Dios con Israel. No entraban solos a la Tierra Prometida. Dios iba delante de ellos.
UNA HISTORIA DE ANTES Y AHORA
De pie en la brecha | Andy H. | Willow South Barrington
Sentimos mucha emoción cuando nuestra familia supo que nos mudaríamos a Estados Unidos. Mi papá había aceptado un nuevo trabajo: pastor de Casa de Luz (ahora Willow Español), donde ayudaría a expandir la comunidad hispanohablante de Willow Creek. Ya era un pastor y músico exitoso en la Ciudad de México. Recuerdo que mi mamá cuestionó la mudanza, pero para mi papá, estaba claro que Dios lo llamaba a asumir este rol, aunque no estaba claro cómo sería.
Al mirar atrás ahora, de adulto, solo puedo imaginar cómo debió ser para él. Admiro profundamente la valentía que requirió mudar a toda nuestra familia a un nuevo país —uno con un idioma y una cultura diferentes— para liderar un ministerio completamente nuevo. No tenía garantías de que las cosas salieran bien; pero tenía fe en un Dios que ya había hecho milagros.
Eso no significó que fuera fácil. La confianza con nuestra comunidad hispanohablante tuvo que construirse con el tiempo, y a veces sentíamos que estábamos solos. Realmente nos unió como familia, pero con el paso del tiempo y la relación se fortaleció, vi a mi papá convertirse no solo en un líder, sino en un pastor, preocupándose profundamente por la comunidad hasta que nuestra congregación se convirtió en una verdadera familia.
Nunca olvidaré ver a mi papá "ponerse en la brecha" en aquellos primeros días, observando con expectación cómo Dios abría camino para todos los que entraban por las puertas de Willow Español. Hoy, soy testigo de la fidelidad de Dios: veo una iglesia ahora próspera que ama a Dios y sirve tan bien a la gente.
¿SABÍAS?
Según el censo final que Dios ordenó a Moisés realizar tras 40 años de peregrinación de Israel por el desierto (Números 26:51), la nación de Israel estaba compuesta por 601.730 hombres de 20 años o más. Los historiadores multiplican esta cifra por cuatro para incluir a las mujeres, los niños y los ancianos o enfermos. Cuando Josué asumió el cargo de Moisés, guiaría a unos 2,4 millones de israelitas —más todo su ganado, tiendas y pertenencias— hacia la Tierra Prometida.
UNA ORACIÓN
Dios, a veces quiero moverme y actuar, no solo quedarme esperando. Quedarme de pie puede ser aburrido y puede durar una eternidad. Al cumplir con la tarea que Dios me dio y seguirte, recuérdame que si me llamas a permanecer de pie, otros podrían vislumbrarte y ver tu santidad al pasar. Amén.
PARA LA REFLEXIÓN
Describe una ocasión en la que sentiste que Dios te llamaba a permanecer firme, a detenerte y quedarte quieto, en lugar de avanzar. ¿Cuáles fueron los resultados de tu obediencia (o desobediencia)?
Los sacerdotes que cargaban el arca demostraron una perseverancia increíble (¡y mucha fuerza!) mientras permanecían en el lecho seco del río viendo pasar a 2,4 millones de personas. ¿Te resulta fácil o difícil perseverar? Describe una ocasión en la que tu perseverancia dio sus frutos.