En el nombre de Jesús

Veronica Burlock, Pastora de Culto, Wheaton | 12 de junio de 2025

"Si hoy nos examinan acerca de una buena obra hecha a un lisiado, por qué medio ha sido curado este hombre, sepan todos ustedes y todo el pueblo de Israel que por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, a quien Dios resucitó de entre los muertos, por él este hombre está bien ante ustedes. Este Jesús es la piedra desechada por vosotros, los constructores, que se ha convertido en la piedra angular. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."
Hechos 4:9-12


En la Escritura de hoy, Pedro y Juan fueron llevados ante el concilio para dar explicaciones después de que los vieran curando a un cojo. El concilio se presentó ante ellos y les preguntó: "¿Con qué poder o en qué nombre habéis hecho esto?" (Hechos 4:7). Pedro declaró audazmente: "En el nombre de Jesucristo de Nazaret".

Tome nota: Pedro sanó al hombre en el nombre de Jesús, no en su nombre. No hay otro nombre que posea todo poder y toda autoridad que no sea el nombre de Jesucristo (Mateo 28:18). Es el poder del Espíritu Santo el que transforma, sana y hace nuevo. Pedro se negó a recibir elogios por lo que sabía que sólo Dios podía hacer; en lugar de eso, dirigió los elogios de todos directamente a Jesús. Él sabía, y nosotros deberíamos tratar de entenderlo, que el trabajo duro, las oraciones fervientes o la dedicación no equivalen al poder de Dios. 

Chris Tomlin dijo una vez: "La diferencia entre un artista y un líder de alabanza es que los artistas te llevan a sí mismos, pero los líderes de alabanza te llevan a Jesús". Cuando lo oí, me quedé intrigado. El sentimiento resonó profundamente en mí. No hay nada malo con los artistas, pero si vas a hacer cosas en el nombre de Jesús, tu primera y principal prioridad es dar toda la gloria a Dios y no a ti mismo. Es fundamental que siempre le demos a Jesús el crédito que se merece (Salmo 29:2). 

Cuando Dios te usa para bendecir a otros, la gente se equivocará al alabarte a ti. Esto sucederá, pero nunca olvide señalárselo a Dios. Entiende que tus dones y talentos te fueron dados por Dios para ser usados para la gloria de Dios y para ser una bendición para otras personas.

Por último, Pedro estaba lleno del Espíritu Santo. Habló con valentía ante el consejo acerca de Jesús. Comprenda que Pedro no habló con sus propias fuerzas. Cuando te alineas con la Palabra de Dios, el Espíritu Santo te llenará de valor para hacer Su voluntad y te dará las herramientas y palabras que necesitas para lograrlo. No hay necesidad de tratar de ser valiente y audaz en su propia fuerza. Ríndete y experimentarás el poder de Dios obrando en ti y a través de ti.

Próximos pasos

La mejor manera de alinearse con la Palabra de Dios es leer la Biblia. ¿Cómo vas con elplan de lectura de este verano? Nunca es tarde para saltar. Si estás encontrando que encaja bien en tu rutina, considera memorizar un versículo de lo que lees.