¿Para quién vives?
Veronica Burlock, Pastora de Culto, Wheaton | 14 de abril de 2025

Pues el amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por eso murieron todos. Y murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2 Corintios 5:14-15
He estado leyendo un libro llamado "If You Will Ask" de Oswald Chambers. Hay un capítulo titulado "La sencillez de la oración", y trata del tiempo que precedió a la crucifixión de Jesús. Comienza en el huerto de Getsemaní, donde Jesús dice a sus discípulos: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo" (Mateo 26:38). Pasó las últimas horas con sus discípulos, diciéndoles que velaran y rezaran constantemente. Jesús quería que vieran Sus penurias, Su ansiedad y Su sufrimiento. Lucas 22:44 dice: "Y estando en agonía, oraba más intensamente; y su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta el suelo". Todo esto lo hizo por amor a ti y a mí. Nuestro destino era la muerte y la tumba, y Jesús cambió toda nuestra trayectoria hacia la vida eterna.
¿Qué nos dice esto? Dios no es autoritario ni férreo, es sacrificado y amoroso. No es narcisista: ama incondicionalmente. No es controlador: Él es soberano y tiene el control. Una vida aparte de Dios nunca será una vida completa y plena. Vivir para Él es una realización total y una satisfacción completa. Él nos ama y quiere que vivamos la vida al máximo. Vivir para Dios y no para nosotros mismos significa caminar plenamente en nuestro propósito. No significa una vida sin dificultades o una vida perfecta, pero sí significa una vida que es completa, a la que no le falta nada.
Muchos famosos hablan del vacío que sienten a pesar de su fama y sus logros porque, sin Cristo, no tienen nada. Pablo dice en sus cartas a los filipenses: "En efecto, lo considero todo como pérdida por el valor incomparable de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo" (Flp 3,8). Una vida plenamente satisfactoria no es una vida de notoriedad y logros. Una vida plenamente satisfactoria es conocer a Cristo y vivir para Él.
Próximos pasos
Dedica hoy un tiempo a reflexionar sobre tu vida. ¿Hay áreas en las que esperas una satisfacción que sólo Dios puede proporcionar? Escribe una oración pidiéndole a Dios que te guíe para reorientar esa parte de tu vida hacia Él.