Él pelea nuestras batallas

Verónica Burlock, Pastora de Adoración, Wheaton | 31 de marzo de 2025

Porque para esto han sido llamados, pues Cristo también padeció por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan sus pisadas. Él no cometió pecado, ni se halló engaño en su boca. Cuando lo insultaban, no respondía con insultos; cuando sufría, no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia.
1 Pedro 2:21-23


Siempre supuse que la gente te trataría con la misma cortesía que tú. Sinceramente, creía que nadie te guardaría rencor si eras amable con ellos. Desafortunadamente, no siempre es así, y no siempre ha sido mi realidad. 

En la Escritura de hoy, Pedro les enseña a los creyentes exiliados y perseguidos cómo tratar con personas y situaciones difíciles. Les comparte lo que veía hacer a Jesús a diario. Pedro observó cómo Jesús respondía a los fariseos, quienes siempre intentaban ponerlo a prueba, tenderle trampas e incluso matarlo. Jesús, en la mayoría de los casos, optó por la compasión. En las últimas horas de su vida terrenal, fue golpeado y torturado, y aun así, oró por ellos diciendo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34). Nadie puede comparar sus penas y dificultades con las de Jesucristo, y aun así, él se encomendó a Dios Padre, quien juzga con justicia. 

¿Qué significa eso? Significa que dejó toda la responsabilidad en manos de Dios. Cada problema que enfrentas físicamente es un problema por el que debes orar espiritualmente. Ya sea una persona o una situación, te animo a que te acostumbres a mirar hacia arriba. 

Efesios 6:12 dice: «Nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra gobernantes malignos y autoridades de este mundo invisible». Como seguidores de Jesús, debemos mirar más allá del problema o de la persona y comprender que Satanás está obrando para distraernos, desanimarnos y destruirnos. El plan del enemigo es robar, matar y destruir (Juan 10:10), y no tiene intención de detenerse. ¿Cómo podemos soportarlo? Orando. 

En su libro Si Preguntarás , Oswald Chambers dijo: “No fuimos llamados a luchar contra el diablo, fuimos llamados a mantenernos firmes contra todas las estrategias del diablo”. Si cada problema que enfrentas es el enemigo en acción, y Jesús dijo: “Yo tomaré venganza” (Romanos 12:19), entonces la única responsabilidad que tú y yo tenemos en una situación difícil es orar.

Esa última frase podría hacer que algunos se pongan nerviosos, pero, según mi experiencia personal más reciente, cuanto más intentaba ignorar, solucionar o afrontar el problema por mi cuenta, peor se volvía. Encontré libertad y descanso al entregarle mi difícil situación al Señor mediante la oración (a veces, oraciones momento a momento). He visto personalmente a Dios librar mis batallas. No es solo una frase reconfortante ni la letra de una gran canción; es la verdad, y puede ser tu realidad.

Próximos pasos

¿Estás pasando por una situación difícil ahora mismo? Tómate el tiempo para escribir una oración contándoselo a Dios y pidiéndole lo que necesitas. Él te escucha.