Te quiero especialmente

Kristyn Berry, escritora voluntaria, Crystal Lake | 4 de febrero de 2025

Si aman a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solo a los suyos, ¿qué hacen de más? ¿Acaso no hacen lo mismo los paganos? Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
Mateo 5:46-48


Al reflexionar sobre el versículo de hoy, me viene a la mente uno de mis libros favoritos. La Cabaña, de William Paul Young, sigue la historia de Mackenzie “Mack” Allen Phillip, quien lucha con su fe tras una tragedia familiar. Durante los cuatro años siguientes, ve cómo su familia se desmorona, sin encontrar la manera de sobrellevar su profunda tristeza. Un día, recibe una nota de Dios para reunirse con él en una cabaña en lo profundo del desierto. En contra de su buen juicio, va y es transportado a otra cabaña en el bosque donde Dios (llamado Papá), Jesús y Sarayu lo acogen y le revelan que son la Santísima Trinidad. Llevan a Mack a un viaje inolvidable, reencontrándolo con las facetas de la fe a las que se había resistido.

Papá (Dios) y Mack tienen muchas conversaciones fructíferas y memorables mientras Papá crea obras maestras que serán creadas por las generaciones actuales y futuras. Para mí, la conversación más impactante de este libro es cuando Mack pregunta por qué Papá dice: "Les tengo especial cariño" cada vez que se menciona a alguien. Mack pregunta: "¿Hay alguien a quien no le tengas cariño?". Papá responde: "No, no he podido encontrar a ninguno. Supongo que es así". 

Esta conversación me hizo reflexionar. Dios siente un cariño especial por cada persona en esta Tierra. Eso significa que siente un cariño especial por cada persona con la que interactúo y me tiene un cariño especial a mí. Si estamos hechos a imagen de Dios, y Dios siente un cariño especial por todos, sean como yo o no, buenos o malos, ¿qué pasaría si yo adoptara una postura similar? 

Durante los siguientes días, me propuse observar a personas desde esta perspectiva. En cada interacción, conociera o no a la persona, sentía que Dios la apreciaba especialmente. Dios se interesa por su corazón y conoce la perspectiva a través de la cual ve las cosas. Dios encontrará a esta persona donde sea, y yo también debería hacerlo. El resultado de este experimento cambió por completo mi forma de abordar a las personas y mis conversaciones. La calidad de mis conversaciones mejoró y me tomé las cosas con menos intensidad. Era más consciente de la perspectiva a través de la cual miraban y me acercaba a las personas con curiosidad y menos juicio. Dios nos ama a todos, sin importar lo que hayamos hecho, hagamos o planeemos hacer. La intención de Dios es que sigamos su plan perfecto y nos encontremos donde estemos con amor y compasión. 

Próximos pasos:

Mientras caminas con Jesús hoy, recuerda que cada persona que ves está hecha a imagen de Dios, igual que tú. ¿Cómo cambia esto tu forma de relacionarte con tus seres queridos y con los amigos que aún no conoces?