¿Mi historia?

Lindsey Zarob, Gerente de Contenido, Ministerios Centrales | 30 de agosto de 2024

Entonces Agripa le dijo a Pablo: “¿Crees que en tan poco tiempo podrás persuadirme a ser cristiano?” Pablo respondió: “Poco o mucho tiempo; ruego a Dios que no solo tú, sino también todos los que me escuchan hoy, lleguen a ser lo que yo soy, excepto estas cadenas.”
Hechos 26:28-29


Nos sentamos en círculo en la sala de estar de nuestros líderes de grupo. Era otra semana de Arraigados, y una de las parejas de nuestro grupo compartía su historia. No hacía mucho que nos reuníamos y todos nos conocíamos con distintos grados de profundidad. Pero juntos, eran valientes y audaces. Compartieron con ternura y vulnerabilidad, y su disposición a ser tan abiertos sentó las bases para el resto del grupo. Con su vulnerabilidad, abrieron una puerta que ninguna otra cosa podría abrir. 

Ese es el poder de nuestras historias. Cuando compartimos con autenticidad, damos espacio para que otros hagan lo mismo con valentía. Y eso riega la tierra donde Dios siembra las semillas de la fe. 

En la Escritura de hoy, vemos que Pablo compartió su historia ante muchas personas importantes. Era arriesgado, pues estas personas importantes podrían fácilmente haberlo matado. Pero él sabía, y nosotros también podemos saber, que Dios usa nuestras historias para alcanzar a quienes podrían estar lejos de Él. También usa nuestras historias para fortalecer la fe de quienes lo conocen. 

Esta semana hemos estado compartiendo sobre el Ritmo Fundamental de BENDECIR: Comienza con una oración, escucha, come, sirve a tu prójimo y comparte tu historia. A veces, podemos pensar que nuestra historia no es convincente o que no somos buenos compartiendo, pero no compartir nuestra historia puede impedirnos compartir la bondad de Dios.

¿Qué tal si cambias tu perspectiva y, en lugar de pensar en tu historia como tuya, la consideras la historia de Dios? Lo que me ha ayudado a considerar mi historia de otra manera es pensar en Dios como el héroe, no en mí, que es la realidad, ¿verdad? Creo que eso fue lo que le dio a Pablo tanta confianza para presentarse ante personas que tenían el poder y la autoridad de literalmente quitarle la vida: sabía que Dios era el héroe de su historia, y simplemente no pudo contenerse. 

Próximos pasos

¿Cuándo fue la última vez que compartiste tu historia con alguien? Prueba este ejercicio durante las próximas semanas y observa qué sucede: 

  1. Escribe los rasgos de carácter de Dios que han significado algo especial para ti a lo largo de los años. 
  2. Reflexiona sobre cómo Dios te encontró a través de esos rasgos de carácter a lo largo de los años.
  3. Escribe esa historia. 

Por ejemplo, Dios me ha ministrado en los últimos años con su presencia pacífica. Así que, si estuviera haciendo este ejercicio, dedicaría tiempo a pensar en cómo me ha encontrado con paz y luego lo anotaría. Así, la próxima vez que converse con alguien que se sienta ansioso, puedo compartir cómo Dios me encuentra en ese momento, y tal vez, solo tal vez, le ayude a ver cómo Dios puede y quiere encontrarlos también. 

Además, si aún no has probado Rooted, regístrate aquí . ¡Es una experiencia fantástica!