¿A dónde quieres ir?
Dan Lovaglia, pastor del campamento, Camp Paradise | 17 de mayo de 2024

Los que viven según la carne tienen la mente puesta en los deseos de la carne; pero los que viven según el Espíritu tienen la mente puesta en los deseos del Espíritu. La mente gobernada por la carne es muerte, pero la mente gobernada por el Espíritu es vida y paz. La mente gobernada por la carne es hostil a Dios; no se somete a la ley de Dios, ni puede hacerlo. Quienes viven en el reino de la carne no pueden agradar a Dios.
Romanos 8:5-8
La vida espiritual se resume en una sola pregunta: "¿Adónde quieres ir?". Esto es simplificar demasiado, pero ¿para qué complicarlo tanto? Jesús es famoso por hacer dos preguntas similares: "¿Qué deseas?" (Juan 1:38) y "¿Qué quieres que haga por ti?" (Mateo 20:32, Marcos 10:51, Lucas 18:41). Los seguidores curiosos necesitan responder a esta pregunta, al igual que quienes anhelan recuperar la vista. En esencia, cualquiera que desee estar cerca de Dios puede estarlo. Y quien no lo desee, no está obligado. Tú y yo tenemos una decisión que tomar y un rumbo que seguir, y nuestra mentalidad marca una gran diferencia.
Romanos 8:5-8 habla de la mente cinco veces. Cuando la Palabra de Dios repite algo con tanta frecuencia, preste atención. En definitiva, quienes desean agradar a Dios viven de manera diferente a quienes no, y esto se debe a su forma de pensar. Los primeros saben adónde quieren ir: cada vez más cerca de Dios. Los segundos quizá no declaren su objetivo, pero es obvio: cada vez más lejos de Dios. Su mente marca el rumbo que su corazón quiere seguir.
No necesito ilustrarte ni convencerte de que una mente centrada en experimentar la libertad no se parece en nada a una mente inclinada a la destrucción. Romanos 8:6 lo dice sin rodeos: «La mente gobernada por la carne es muerte, pero la mente gobernada por el Espíritu es vida y paz». Si quieres saber adónde quiere ir una persona o qué desea, observa cómo se presenta en el mundo. Su mentalidad espiritual se revelará por su forma de vivir, y también la tuya y la mía.
Hoy, como cada día, tú y yo tenemos una pregunta espiritualmente profunda que responder: "¿Adónde quiero llegar en mi relación con Dios?". ¿Quiero caminar con él siguiendo a Jesús, o mi mente está puesta en la dirección opuesta? Y si deseo una relación más profunda con el Padre celestial, ¿qué debo hacer para fortalecer esa conexión? Nuestro mejor siguiente paso hacia la piedad puede ser diferente, pero el enfoque de nuestras intenciones será el mismo.
Próximos pasos
Antes de empezar el fin de semana, pregúntate: "¿Adónde quiero llegar en mi relación con Dios?". Reflexiona sobre lo que realmente deseas y anota un paso que darás para acercarte a Él, no para alejarte. Aquí tienes algunas ideas:
- Aléjate para hablar con Dios mientras contemplas un amanecer o un atardecer.
- Participe en un servicio de adoración dominical solo o con un grupo.
- Sal a comer con un amigo y comenta la devoción de hoy.
- Estar atento y ayudar a alguien que tenga una necesidad.