Desentiérralo

Chris Hahn, Pastor Ejecutivo de Ministerios | 1 de agosto de 2023


A causa de la violencia contra tu hermano Jacob, serás cubierto de vergüenza; serás destruido para siempre. 

Abdías 10

No soy una entusiasta de los jardines, pero me gusta la hierba verde. Parece que a mi vecino le gustan los dientes de león. Vale, en realidad no les GUSTAN los dientes de león, pero no son demasiado entusiastas a la hora de deshacerse de ellos. Cada primavera, aparecen más dandis, dejando un jardín blanco. Con un poco de viento, esos pequeños pápus peludos de helicóptero alzarán el vuelo y aterrizarán en mi jardín un día, convirtiéndose en dientes de león. Es una batalla para proteger mi suelo de las malas hierbas destructivas que intentan apoderarse de mi exuberante césped verde.

Las malas hierbas son destructivas para la salud del césped. Sus raíces roban los nutrientes que el césped necesita para estar sano, comprometiendo el suelo. Desgraciadamente, lo mismo ocurre con nosotros cuando permitimos que crezcan en nuestro interior algunas "malas hierbas del alma". En Génesis 27:41, aprendemos, según los eruditos, cómo creció la raíz de la división en la batalla entre Edom e Israel. "Esaú guardaba rencor a Jacob por la bendición que su padre le había dado". Esaú dijo: "Entonces mataré a mi hermano Jacob". Aunque Jacob hizo restitución a Esaú, y éste la aceptó, los hermanos siguieron caminos separados. La raíz de la división que se arraigó aquel día se vería durante generaciones.

Para algunos de nosotros, no tenemos que pensar mucho para ver dónde se han roto algunas de nuestras relaciones familiares. Hubo una ofensa, no se buscó la reconciliación, y ahora estamos separados, con cizaña creciendo bajo nuestros pies, separados de aquellos con quienes se supone que debemos estar unidos. Puede haber ofensas significativas que hayan ocurrido y que nos hayan dañado significativamente. Estos agravios deben ser abordados y tratados adecuadamente. Pero cuando guardamos rencor sin navegar un camino hacia el perdón y la reconciliación, permitimos que crezca una raíz de amargura, que descuida la gracia de Dios en nuestras vidas. Hebreos 12:15 dice: "Mirad que nadie se pierda la gracia de Dios y que no crezca una raíz amarga que cause problemas y contamine a muchos." 

¿Hay malas hierbas y raíces que debas arrancar hoy mismo? Cuando no se atienden, el impacto puede dejarse sentir durante generaciones. Pero cuando se aborda, el ejemplo de la gracia y la restauración puede ser una lección aprendida para las generaciones. 

Próximos pasos 

Escribe tus sentimientos sobre tus relaciones familiares. ¿Hay raíces malsanas creciendo en el suelo de tu alma? Si es así, pide a un amigo de confianza o a un consejero que te ayude a abordarlas para que tus relaciones sean tan sanas como un exuberante césped verde.