Manteniendo nuestros ojos en Jesús
Sherri Shackel-Dorren, escritora invitada, Wheaton | 13 de marzo de 2023

Aunque ande en valle oscuro, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23:4
Incluso en las interminables sombras de la oscuridad de la muerte, no me abruma el miedo. Porque estás conmigo en esos momentos oscuros, cerca de mí con tu protección y guía, me reconforta.
Salmo 23:4 (La Voz)
¿Alguna vez te has sentido mejor estando con alguien? Los niños hacen esto constantemente. Cuando están enfermos, quieren a alguien que los ame y los abrace. Cuando tienen miedo, quieren a mamá o papá. Los adultos, siendo honestos, a menudo también. Hay algo en una presencia amorosa que cambia nuestra experiencia del sufrimiento y el miedo. No es un asunto de nuestra mente, es un asunto de nuestro corazón. Y es real.
Porque David era un pastor que amaba entrañablemente a sus ovejas (Ezequiel 34), declara que Dios es nuestro Buen Pastor. Los Buenos Pastores no abandonan a sus ovejas. Las cuidan día y noche. Matan a los depredadores y rescatan a las que se meten en problemas. Se aseguran de que tengan comida y agua limpias, y atienden sus heridas e incluso sus miedos. Las ovejas necesitan pastores no solo para sobrevivir, sino también para sanar, consolarse e incluso para florecer.
No siempre sabemos cuánto necesitamos a Dios, pero los valles oscuros nos lo demuestran. Y Jesús quiere que sepamos que Él está ahí para nosotros. En Juan 10:11, Jesús dice: "Yo soy el Buen Pastor que doy mi vida como sacrificio por las ovejas". Cuando miramos nuestras circunstancias, podemos fácilmente desanimarnos, temer e incluso perder la esperanza. Es por eso que necesitamos seguir mirando a Jesús. Él renunció a todo el cielo para convertirse en un ser humano limitado por nosotros. Luego, como la única persona sin pecado que jamás haya vivido, eligió tomar nuestro castigo sobre sí mismo cuando se dejó morir en la cruz. No hay nada de amor que Jesús no haga por nosotros, por contrario a nuestras circunstancias que a veces parezca.
Y Dios también entiende cuando no creemos en la verdad de su amor. Así como un padre sostiene a un niño que grita y patea, y le susurra: "Silencio, mi precioso hijo, vamos a superar esto", Jesús quiere que nos dejemos sostener y consolar por Él. Él quiere que recibamos Su presencia amorosa para que crezcamos en la confianza en Él y experimentemos la paz que guarda nuestros corazones y mentes, la paz que desafía toda explicación.
Próximos pasos
- Lee Juan 10:9-15 tres veces, despacio y en voz alta, haciendo pausas entre lecturas. Pide al Espíritu Santo que te hable a través de estos versículos. Anota las experiencias y descubrimientos que experimentes.
- Escribe Juan 15:9 y pégalo en el espejo del baño, en el refrigerador o en el tablero de tu auto. Memorízalo y pídele a Dios que te convenza de su amor.