Una prueba

Kathryn Tack, Escritora invitada, South Barrington | 30 de marzo de 2023


"Venid, edifiquémonos una ciudad, con una torre que llegue hasta el cielo, para que nos hagamos un nombre y no seamos dispersados sobre la faz de toda la tierra". Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo. El Señor dijo: "Si como un solo pueblo que habla la misma lengua han comenzado a hacer esto, entonces nada de lo que planeen hacer les será imposible."  

Génesis 11:4-6

Nunca olvidaré la primera vez que desafié a mi padre. Cuando era pequeña, él tenía ciertas reglas, y una de ellas era venir justo cuando él llamaba. Mi padre siempre quería saber dónde estábamos, y siempre quería saber que estábamos a salvo. Sin embargo, una noche, mientras jugaba a "patear la lata", decidí hacer caso a mis propios deseos en lugar de obedecer a mi padre cuando me llamaba. Mis amigos querían que me quedara. Me sentía importante y quería hacer lo que quería. Antes de que me diera cuenta, todo el mundo se estaba dispersando cuando mi padre se acercó a la calle, extendió la mano y silbó en señal de mando. Con un rápido giro, se quedó esperando. Qué vergüenza. No es que mi padre viniera, sino que yo le diera una razón para venir a buscarme.

Antes del pasaje de hoy del Génesis, Dios había ordenado a su pueblo que se dispersara y poblara la tierra. En violación directa de este mandato, decidieron permanecer juntos y hacerse un nombre. Querían establecer su propia importancia a los ojos de la humanidad y de Dios. Pero Dios puso fin a este proyecto, confundió sus lenguas y les ayudó a obedecer Su mandato.

Imagina el potencial que se habría perdido si Dios no hubiera dispersado al pueblo. Habríamos tenido un lenguaje universal con sólo "escaleras al cielo" hechas por humanos para llamar la atención sobre nosotros mismos en lugar de dar gloria a Dios. En nuestro caso, tenemos la Palabra de Dios para darnos la sabiduría para tomar mejores decisiones. "El temor del Señor es el principio de la sabiduría, pero los necios desprecian la sabiduría y la disciplina", escribe Salomón en Proverbios 1.  

Aquella noche, mientras jugaba con mis amigos, no sólo era una prueba para mí, sino que estaba poniendo a prueba a mi padre. Gracias, papá, por ser un líder fuerte. El me ayudo a entender que esta vida no se trata de mi propia importancia o planes. Cuando intento frustrar el plan de Dios o ponerme en el lugar de Dios, nunca funciona. Afortunadamente, el plan de Dios se cumplirá tanto si construyo una torre como si no.

Próximos pasos

  •  Como persona que se gana la vida enseñando liderazgo, quiero cultivar el tipo de dependencia de Dios que otros pueden ver en situaciones de la vida real. Esa fe no se cultiva durante una crisis, sino antes de una crisis. Se desarrolla durante los días rutinarios. Un líder que cultiva esa fe será un modelo de dependencia firme de Dios que ningún seguidor olvidará.
  • ¿Es tu fe en Dios tal que los demás lo ven obrar a través de ti en los días rutinarios y no rutinarios?
  • ¿Qué podrías hacer cada día para cultivar tu dependencia de Dios y demostrarla para que los demás vean un ejemplo a seguir?