Sembrando semillas con alegría

Julie Davis | 2 de mayo de 2022


Recuerden esto: un agricultor que siembra pocas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero quien siembra generosamente obtendrá una cosecha generosa. Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar. Y no den de mala gana ni bajo presión. «Porque Dios ama a la persona que da con alegría». Y Dios proveerá generosamente todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo que necesitan y sobrará para compartir con los demás. Como dicen las Escrituras: 

Comparten libremente y dan generosamente a los pobres. Sus buenas obras serán recordadas para siempre. 

2 Corintios 9:6–8 (NTV)

¿Alguna vez prometiste algo en la emoción del momento, solo para arrepentirte de esa decisión cuando llegó el momento de hacerlo realidad?

En el pasaje de hoy, Pablo escribe a la iglesia de Corinto, haciéndoles saber —para que no los tomaran desprevenidos— que envió a sus hermanos creyentes a recoger la generosa ofrenda que los corintios se jactaban de dar a los pobres de Jerusalén. Creo que a Pablo le preocupaba que los corintios terminaran lamentando no haber prometido nunca esa ofrenda. Les recuerda que a Dios no solo le importa la ofrenda, sino también el corazón del dador. El deseo de Dios para ellos —y para nosotros— es que demos a los demás con alegría y fe, sabiendo que Dios suplirá todas nuestras necesidades si damos generosamente para suplir las necesidades de los demás.

He visto muchos ejemplos hermosos de la iglesia global (incluso en Estados Unidos) uniéndose para proveer generosa y alegremente a los demás. Una imagen que me quedó grabada ocurrió en una zona muy pequeña y empobrecida de Mozambique. Una docena de miembros de la iglesia se reunieron en una pequeña choza, sentados en bancos improvisados ​​sobre un suelo de tierra, para adorar, escuchar un mensaje de la Biblia y dar una ofrenda. Cuando llegó el momento de dar, ¡se armó una fiesta improvisada! Formaron una especie de conga, caminando hasta la entrada del edificio, donde con alegría colocaron sus ofrendas en una mesa, vitoreando y celebrando a medida que avanzaban. Nunca había visto algo así. ¡Dieron con tanta alegría! Fue una experiencia humilde.

¿Cuál es tu actitud a la hora de dar? ¿Crees que Dios puede proveer todo lo que necesitas si siembras generosamente para suplir las necesidades de los demás?

Próximos pasos

  • Lee 2 Corintios, capítulos 8 y 9, para comprender mejor el pasaje de hoy. Pídele a Dios que te dé ojos para ver y oídos para oír lo que te esté diciendo.
  • Dedica unos minutos a la oración y la reflexión, pidiéndole a Dios que te dé un corazón lleno de alegría que siembra con generosidad. Luego, decide en tu corazón qué donación te pide que hagas durante la Celebración de la Esperanza para contribuir a la labor que nuestros socios globales realizan entre los pobres.