Awe

Samantha Eyster | 21 de abril de 2022


Cuando estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, dio gracias, lo partió y comenzó a dárselo. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, y desapareció de su vista. Se preguntaron unos a otros: "¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba con nosotros en el camino y nos abría las Escrituras?"

Lucas 24: 30-32

Cuando empecé a estudiar la Biblia con un grupo de mujeres a través de Bible Study Fellowship, comencé con el libro del Apocalipsis, una experiencia que me gusta describir utilizando una cita de la película Blades of Glory: "Nadie sabe lo que significa, pero es provocativo".

Mientras mi grupo estudiaba, algunos decían: "¡Tenemos la Biblia y el Espíritu Santo! No nos confundiremos". Pero yo no estaba de acuerdo. 

Cuando estudié Psicología, leí múltiples estudios sobre la capacidad de las personas para emitir juicios. Y -alerta de spoiler- no somos buenos en eso. Incluso en este pasaje, los discípulos no reconocieron inmediatamente a Cristo. Y si las personas que caminaban con Jesús cometieron este error, ¿qué podría pasar por alto yo? Esperé a que Dios respondiera.

Después del Apocalipsis, pasé al libro de Juan, y también supe que estaba embarazada. Las cosas parecían ir bien, sin embargo, se me cayó el estómago cuando llegué al capítulo 10: "Sus ovejas le siguen porque conocen su voz... Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y me siguen".

"¿Pero qué pasa si soy una oveja tonta?" pensé.

Cuando nació mi hijo, al igual que muchas mujeres en Estados Unidos, sufrí una lesión en el parto. Pero después de toda la incertidumbre del parto, el personal médico puso sobre mi pecho un niño sano.

¡Estaba tan emocionada de conocerlo! Y me gustaría decirte que dije algo sabio, pero en lugar de eso, exclamé: "¡Hola!". Él respondió inclinando su espalda y así sus ojos se encontraron con los míos.

Ojalá hubieras sido testigo de mi asombro cuando comprendí que mi hijo conocía mi voz. 

A veces, tener fe se parece mucho a esperar a nacer, porque este mundo puede ser oscuro. A través de nuestro culto, estudio y práctica, hacemos y compartimos pequeños focos de luz. Nos dan una forma de entender una relación con Cristo. Y rezo para que cuando llegue ese día, y cada día después, te dirijas a Él con todo el asombro de un recién nacido.

Próximos pasos

  • ¿Cómo ha sido para ti la vuelta a Cristo? 
  • Cada día tenemos la oportunidad de interactuar con los demás, aunque sea de pasada. ¿Qué les estás diciendo? Cuando los dejes, ¿qué ejemplo tendrán de Cristo?

21 días de oración

Jesús, ayúdame a verte en los momentos ordinarios e inesperados de mi vida. Ayuda a mi corazón a ser sensible a tu agitación y a mis oídos a tu voz. Ayúdame a animar a otros con la forma en que Tú hablas y te mueves en mi vida. (Lucas 24:28-35)

Referencias