Porque tú estás conmigo

Willow Creek | 27 de julio de 2021


Este fin de semana pasado, el orador invitado Ed Stetzer continuó Road Trip Radio con un mensaje sobre el Salmo 23. A lo largo de su mensaje, Ed habló de cuatro verdades que David reveló sobre Dios (el Buen Pastor) en el Salmo: que Dios es bueno, nutritivo, bondadoso y lleno de bendiciones. Si observamos esas cuatro verdades, también podemos sacar esta conclusión: Dios es el Buen Pastor que es siempre presente con sus ovejas. 

 

Esta verdad se describe específicamente en el versículo 4a, donde David dice: "Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo". ¿No son esas palabras de extremo consuelo? Porque Tú estás conmigo. El Dios de toda la creación -que era y es y está por venir- está con nosotros, y porque está con nosotros, nunca estamos nunca solos.

 

Incluso a través de una pandemia mundial, Él está ahí. Cuando un hijo o una hija se vuelven adictos, Él también está ahí. Cuando un cónyuge hace las maletas, se va y se escapa con otra persona, el Buen Pastor sigue estando ahí. No importa la profundidad o la longitud del valle, podemos encontrar una paz duradera al saber que nuestro Dios está presente; Él nos ve, nos conoce y nunca nos abandonará.

 

Todos hemos tenido esos momentos en los que nos quedamos solos para intentar recomponer una situación rota. En esos momentos, sin embargo, en lugar de pánico, miedo y desesperación, recuerda las palabras de David: "Porque tú estás conmigo". Dios conoce el dolor que tienes, la confusión que sientes y la desesperanza que intenta abrirse paso en tu corazón. En lugar de rendirte a este mundo, imagina la mano de Dios en tu hombro y a Él diciendo: "Yo estoy contigo". La oscuridad se derrite como la cera en Su presencia; no puede resistir. 

 

Así que llámalo. Clama a Él. Pídele lo que necesitas. Él está ahí. 

 

Este mundo es un lugar de ansiedad y de falsas respuestas. Pero animémonos a saber que, sea lo que sea lo que venga a la vuelta de la esquina, podemos manejarlo porque nuestro Dios está con nosotros, nunca nos ha abandonado, ¡y en Él habrá una victoria final! 

 

Por nuestra cuenta, no hay nada que podamos manejar; con Dios, no hay nada que no podamos.