Un paso adelante en paz
Willow Creek | 19 de enero de 2021
El fin de semana pasado, escuchamos un poderoso mensaje del Dr. Derwin Gray sobre cómo acceder a la misericordia y la paz. La paz puede parecer esquiva e inalcanzable, incluso para los cristianos, pero el Dr. Gray nos recordó que podemos encontrar la paz con los demás y en nosotros mismos.
El Dr. Gray nos retó a ver a las personas más allá de sus etiquetas y a amarlas por quienes son. Enfatizó que ser misericordiosos nos exige "cruzar barreras étnicas, culturales y religiosas para ayudar a las personas".
“¡Esa persona es un ser humano hecho a imagen de Dios!”, dijo. “Traten a todos como Jesús murió por ellos, porque lo hizo, y si Jesús probó la muerte por todos, podemos amar a todos”.
¿No es mucho más fácil decirlo que hacerlo? Vivimos en una sociedad donde nos sentimos cómodos etiquetando: demócrata/republicano, perezoso/trabajador, rico/pobre, profesional/vocacional. El problema con las etiquetas es que, una vez asignadas, nos resulta muy difícil ver a esa persona más allá de ella. El Dr. Gray nos dice: «Tú y yo nunca amaremos a las personas más allá de las etiquetas que les ponemos».
Etiquetar a los demás puede generar división, y con la división surgen la ira, el resentimiento y el odio. Pero qué buen ejemplo dio Jesús al contar la historia del Buen Samaritano: el samaritano no ayudó al hombre herido al borde del camino porque creyera que sacaría algo a cambio; lo ayudó porque sentía amor y compasión por él.
Jesús nos ama profundamente, tanto que fue a la cruz y murió por cada uno de nosotros. A cambio, Jesús nos dice que si realmente lo amamos, también debemos amar a los demás. Si queremos recuperar la paz, eso es lo que tenemos que hacer. Necesitamos ver más allá de las etiquetas que solemos poner y reconocer a las personas como hijos de Dios.
Entonces, ¿por dónde empezamos? Te doy una sugerencia: Escribe los nombres de tres personas que sientes que te roban la paz. Pueden ser familiares, vecinos, rivales, figuras políticas... cualquiera. Luego, revisa la lista y, una por una, dedica tiempo a orar por esa persona. Ora para que puedas verla como Dios la ve: valorada y amada.
Quitar las etiquetas es un proceso, y a veces no será cómodo, pero es necesario para encontrar paz y sanación. Iglesia, Jesús nos llama a amar. Si el mundo va a cambiar, debe empezar aquí mismo, dentro de nuestras propias paredes.