¿Ser manso te hace débil? ¡Jesús no lo creía! Estaba dispuesto a abrir los brazos a los pecadores, marginados y enfermos para demostrar lo que significa dejar de lado la posición y el poder para servir. Aunque esto no sea natural, el Espíritu Santo nos da la visión y la capacidad de ser Cristo para quienes nos rodean.