El carácter y la integridad son vitales para ganarse el apoyo y el respeto de los demás (y para liderarlos bien). En Jueces 4, encontramos a una líder justa, inflexible, veraz y fiel: Débora. Si bien cada uno hacía lo que bien le parecía, ella destacó como jueza y profetisa, comprometida con la palabra que Dios le había dado. Oremos por esa integridad y procuremos cultivarla.