La arrogancia, el narcisismo y una excesiva confianza en sí mismos parecen describir a los líderes de hoy. Comparemos esto con el liderazgo que Dios desea, basado en la humildad. Pero ¿cómo se alcanza esa humildad? Tomamos como modelo la historia de Moisés: se encuentra con Dios cara a cara, permite que Dios moldee su identidad y usa esa visión correcta de sí mismo y de Dios para liderar con humildad.