Jesús puso en práctica las prácticas de BLESS en su vida, comenzando con la oración y luego escuchando atentamente a las personas, sus historias y dificultades. Jesús hacía preguntas y escuchaba el corazón de sus respuestas antes de ofrecer ayuda.
No queremos ir a la iglesia; queremos ser la iglesia donde vivimos, trabajamos y nos divertimos. Como seguidores de Cristo, esforcémonos por vivir en misión, buscando maneras de bendecir a quienes nos rodean. Creamos firmemente que podemos cambiar el mundo amando a nuestro prójimo y sigamos desafiándonos preguntándonos: "¿A quién sirvo, con quién comparto una comida y con quién comparto a Jesús?". Seamos una iglesia que sea una BENDICIÓN para nuestras comunidades.