Hace muchos años, mi esposo y yo teníamos una existencia bastante precaria. Teníamos trabajos mal pagados, deudas de estudios de posgrado y universitarios.
Como niño de los 70, me encantan los discos de vinilo. El sonido de una aguja en los surcos del disco es diferente a cualquier otra experiencia musical.
Nuestro Dios es un Padre amoroso y misericordioso. No hay ofensa demasiado grande que Jesús no pueda cubrir. En su rica misericordia, siempre nos rescatará y nos librará del acusador que busca castigo.
La misericordia no depende de nuestra bondad o falta de ella. La Biblia dice que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).