En un mundo donde la polémica es intensa, tener la razón parece ser lo más importante. Se nota en todas partes: en mis podcasts matutinos, en redes sociales, incluso en las supuestas ocurrencias de...
Como madre, esposa, hermana, empresaria y amiga, encuentro suficientes razones para preocuparme: plazos, finanzas, problemas de salud, relaciones y otras presiones.
Me resulta más fácil perdonar cuando lo necesito. ¿Te ha pasado? Cuando he hecho daño a alguien, tengo un buen argumento de por qué debería ser perdonado fácilmente.
Corrí atletismo en la escuela y siempre sentí que era un deporte tanto individual como de equipo. Al llegar a la línea de salida, sentí la presión; dependía de mí.
Perdonar es difícil. De verdad que lo es. Esto se debe a que va en contra de la naturaleza humana. La naturaleza humana o el instinto suelen sugerir que si alguien nos golpea, debemos devolver el golpe con más fuerza.