Todos sabemos lo refrescante que es una ducha fresca después de pasar el día bajo el sol. O lo refrescante que es una taza de té antes de pasar la tarde cuidando a los niños del vecino.
Pablo envía esta carta a algunas personas: Filemón, un amigo y compañero de trabajo; Apia, nuestra hermana; Arquipo, nuestro compañero de milicia; y a su iglesia local.
Al reflexionar sobre la súplica de Pablo a Filemón, me parece conmovedor cómo Pablo está dispuesto a pedirle a Filemón que perdone las malas acciones de Onésimo.
Judas 14-16 habla de falsos maestros en la iglesia que, corrompidos por el poder, el orgullo y la codicia, buscan exaltarse a sí mismos —en lugar de a Dios— por encima de todo.