Tienes un amigo en mí
Kristyn Berry, escritora voluntaria, Crystal Lake | 8 de septiembre de 2025

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que este: dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Juan 15:12-14
Una de mis partes favoritas del día es llegar a casa. No importa en qué parte de la casa estén mis perros, no importa lo que estén haciendo, vienen corriendo a saludarme cuando entro por la puerta. Corren emocionados en círculos a mi alrededor, meneando la cola, dándome empujoncitos y suplicando atención antes de que pueda bajar mis maletas. En cuanto las saco de mis manos, se vuelven locos sabiendo que es hora de caricias y caricias. Si alguna vez necesito un estímulo, sé que puedo buscarlos para cambiar mi cara de disgusto. A su vez, ellos saben que también pueden contar conmigo para satisfacer sus necesidades. Cuando llega la hora de comer, de darles golosinas, de pasear o de jugar, saben que soy su persona.
La otra noche, nuestra cachorra tenía un malestar estomacal y quería salir en plena noche. ¡Ay, qué pena! Pero para evitar un desastre en casa, salimos juntas y esperé, de mala gana pero con paciencia, mientras hacía lo que tenía que hacer. No era lo ideal estar despierta en plena noche entre semana. Y para nuestra cachorra, no era lo ideal que se sintiera tan mal. Así que lo superamos juntas en plena noche oscura y, por la mañana, ya se sentía mejor.
Ese momento me recordó las palabras de Jesús en el pasaje de hoy. Dar la vida no siempre es dramático ni heroico. A veces parece como dejar de lado la comodidad, el sueño o los propios planes por el bien de alguien más. A veces tenemos que dejar que Dios interrumpa nuestras vidas para poder llevar su presencia a los demás.
Estoy agradecido por las personas que han hecho eso por mí: quienes me han acompañado en mis noches oscuras. Quizás con renuencia, pero con una paciencia inquebrantable, me brindaron gracia y misericordia cuando yo mismo no podía. Me acompañaron hasta la mañana, y su presencia me dio la fuerza y el coraje para seguir adelante. Ese es el tipo de amor al que Jesús nos llama: el que se presenta, se queda cerca y camina con un amigo hasta que regresa la luz.
Próximos pasos
Piensa en alguien que esté pasando por una noche oscura. Ora y pídele a Dios cómo puedes estar más presente para él o ella esta semana. Si necesita que alguien te escuche, escúchalo con atención y no te apresures a solucionarlo; simplemente estate presente. Invítalo a comer o a hacer un recado. Sé la luz hasta que pueda verlo por sí mismo.