Una base sólida

Laurie Buffo, escritora voluntaria, South Barrington | 5 de septiembre de 2025

Por tanto, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica es como un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; sin embargo, no se cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica es como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y se derrumbó con gran estrépito.
Mateo 7:24-27


Para esta serie, estamos haciendo algo muy divertido con nuestros devocionales. Mientras damos la bienvenida a algunos de nuestros pastores y maestros favoritos de años pasados ​​los domingos por la mañana, ¡vamos a dar la bienvenida a los devocionales de los últimos años! Esperamos que disfruten de estas publicaciones que generaron una respuesta tan emotiva cuando llegaron a su bandeja de entrada y a la aplicación Willow..

¿Hay alguien en tu vida a quien deseas desesperadamente cambiar? Cuando vinculamos nuestro bienestar a una persona difícil, solemos perder el control, esperando que cambie, solo para caer una y otra vez en los mismos patrones decepcionantes.

La libertad llega cuando reconocemos que no podemos controlar a las personas. Solo podemos controlar cómo pensamos en ellas y cómo reaccionamos ante su comportamiento. Necesitamos hacernos algunas preguntas: ¿Qué le confiamos a la persona que nos hace sentir vulnerables? ¿Le estamos dando el poder para que defina quiénes somos? ¿Esperamos que actúe de cierta manera para sentirnos completos? 

El proceso de sanación comienza cuando aceptamos la realidad de la situación. Reconocemos que la persona problemática no puede o no quiere ser quien deseamos. Entonces, dejamos de lado nuestra necesidad de controlarla. Reajustamos nuestras expectativas sobre ella y, en cambio, confiamos nuestro bienestar a Dios.

Piensa en este proceso como un juego de Jenga. Si la persona desafiante es un obstáculo en la base de nuestra torre de confianza, todo nuestro mundo se derrumba cuando nos decepciona. En cambio, hacemos de Dios la base de nuestra torre. Cuanto más confiamos en Él, más firmes se vuelven nuestros cimientos. Si trasladamos a la persona problemática a la capa superior de nuestra torre de confianza, el daño será mínimo cuando nos decepcione. A esto le llamamos desapego en amor. 

A continuación, examinamos nuestro papel en la danza contraproducente. ¿Cómo solemos reaccionar ante la persona? Por ejemplo, ¿le damos fuerza, la tranquilizamos, practicamos la negación o arreglamos sus problemas? Nos encontramos en una posición de poder cuando admitimos que nuestras reacciones habituales son ineficaces. 

Una vez que comprendemos nuestro rol, podemos decidir cómo responder de manera diferente. Establecemos un límite. El propósito del límite no es controlar a la otra persona. Simplemente le devolvemos la responsabilidad de su disfunción al salir de nuestro rol habitual en la danza contraproducente. Encontramos alivio cuando dejamos de controlar su comportamiento, con la esperanza de que se convierta en otra persona. En cambio, ponemos nuestro bienestar en manos de Dios.

La Biblia suele señalar que las personas sabias priorizan a Dios en sus corazones. Cuando ponemos en práctica esta sabiduría, la necedad de los demás no puede descarrilarnos porque hemos establecido un fundamento sólido.

Próximos pasos

Si desea aprender más sobre la aceptación y el desapego en el amor, considere agregar una meditación diaria de El lenguaje del dejar ir de Melody Beattie a su tiempo devocional.