Orar continuamente
Mary Olsen, escritora voluntaria, South Barrington | 11 de octubre de 2024

Señor ,
muéstrame tus caminos enséñame tus sendas.
Guíame en tu verdad y enséñame,
porque tú eres mi Dios, mi Salvador,
y en ti pongo mi esperanza todo el día.
Salmo 25:4-5
Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Santiago 1:5
Desde que me jubilé, he viajado mucho y, como estoy solo, oro con frecuencia para escuchar la guía del Espíritu Santo y tomar decisiones sabias. ¡Es tan maravillosamente misericordioso!
Nunca olvidaré mi visita al Parque Nacional de los Arcos. Tras investigar un poco, descubrí que un lugar ideal para ver el atardecer era Delicate Arch. También sabía que, después de fotografiar el colorido cielo posterior al atardecer con la icónica formación rocosa en primer plano, tendría que regresar caminando de noche, así que, como era de esperar, empaqué mi linterna frontal. Pensé que, al ser un sitio popular, habría más gente en el arco y regresando. Al parar en un mirador a primera hora de la tarde, empecé a charlar con una mujer. Me preguntó sobre mis próximos planes y le conté mi plan para el atardecer. Con mucho sarcasmo, me respondió: "¡Mucha suerte!".
Mi reacción instintiva fue pensar: «Ella simplemente no sabe lo capaz que soy». Pero aun así, oré: «Señor, ¿me pusiste a esta mujer en el camino? ¿Me estás advirtiendo?». ¿Estaba Él respondiendo a mis constantes oraciones de sabiduría? Decidí reajustar mi cronograma y subí dos horas antes para evaluar el camino. Si me parecía demasiado difícil bajar solo en la oscuridad, bajaría temprano y buscaría otro lugar para ver el atardecer.
¡Uf! Lo que descubrí es que a veces no había camino, solo una roca ancha de 18 metros de ancho. Me perdí dos veces al ascender y esperé a que pasara otro grupo para seguirlos. El último cuarto de milla fue una caída loca de un metro de ancho hacia lo que parecía una cornisa mortal. En la cima, le di gracias a Dios efusivamente. No había forma de que regresara en la oscuridad total del oeste, en medio de la nada.
Para mí, la sabiduría se asemeja a una conversación continua con el Espíritu Santo. Darle gracias al seguir instrucciones produce resultados espléndidos. Y cuando confundo su voz, le pido que me ayude a escuchar con más claridad la próxima vez. No tengo todas las respuestas, así que debo mantener la humildad para escuchar, estar atento a cuando Él emplea la comunicación situacional y estar abierto a las aportaciones y al discernimiento de los demás al evaluarlo.
Próximos pasos
¿Cómo van tus conversaciones con Dios? Pídele sabiduría para la próxima pequeña tarea. Si una situación se complica, pregúntale qué te está enseñando. Con el tiempo, comunicarte con Él se volverá más natural.