Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Apocalipsis 21:4

Mira, voy a crear cielos nuevos y tierra nueva. Lo primero no será recordado, ni vendrá al pensamiento.
Isaías 65:17

Pero según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, donde mora la justicia.
2 Pedro 3:13

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En un momento de mi carrera, fui asesor de ventas para una constructora de viviendas. Tuve la suerte de visitar las casas modelo y guiar a los clientes por estas maquetas bellamente decoradas. Como parte de nuestro proceso de venta, nos animaban a preguntarles por qué buscaban una casa nueva y qué les gustaría cambiar de su casa actual. Comúnmente, quienes buscaban una casa querían comprar a estrenar para no tener que preocuparse por el mantenimiento de una antigua. Querían ser los primeros en vivir en la casa. A menudo, compartían historias de cómo habían arreglado algo en su casa actual, solo para que otra parte terminara en mal estado.

La mayoría de los clientes estaban entusiasmados con la idea de vivir en una casa tan nueva que nadie había usado los armarios, los electrodomésticos ni el suelo, ¡y con ese olor a casa nueva, por supuesto! A diferencia de una casa de segunda mano, no solo era nueva para ellos; era completamente nueva en este mundo. Sentían la promesa de un nuevo comienzo, y su emoción era palpable.

Recuerdo a una pareja en particular que acababa de jubilarse y compró una casa de una sola planta cerca de sus hijos y nietos. Querían esta nueva construcción para poder centrarse en su familia y no preocuparse por las reparaciones. La esposa se puso a llorar mientras firmaban el contrato. Enseguida explicó que habían trabajado toda su vida para este momento, y no pudo contener las lágrimas de alivio, alegría y emoción.

Siento las mismas emociones al imaginar cómo será el Cielo. Al igual que la promesa de vivir en un nuevo hogar, la Biblia promete que el Cielo será un lugar donde todo será nuevo. Allí, dejaremos atrás el desamparo y la desesperación y experimentaremos una vida libre de dolor, tristeza y duelo. Todo será renovado, y el amor y la justicia infinitos de Dios nos rodearán. Al igual que la pareja jubilada que trabajó diligentemente toda su vida para hacer realidad su sueño, la promesa del Cielo me ha guiado y me ha dado el deseo de aprender más sobre cómo puedo vivir mi vida en la tierra para experimentar la gran promesa de Dios.

Próximos pasos 

Reflexione sobre las palabras de Pablo en Romanos 8:18: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son comparables con la gloria que nos ha de ser revelada”. Tómese un momento para orar pidiendo ayuda para encontrar gozo en sus circunstancias y encuentre consuelo de que un día, será recompensado con la vida eterna en el Cielo.