Sin justicia no hay paz

Colton Curry | 7 de octubre de 2022


Esto dice el Señor Todopoderoso, Dios de Israel, a todos los que llevé al exilio de Jerusalén a Babilonia: «Construyan casas y establézcanse; planten huertos y coman lo que produzcan. Cásense y tengan hijos e hijas; busquen esposas para sus hijos y den a sus hijas en matrimonio, para que ellas también tengan hijos e hijas. Multiplíquense allí; no disminuyan. Además, procuren la paz y la prosperidad de la ciudad a la que los he llevado al exilio. Rueguen al Señor por ella, porque si prospera, ustedes también prosperarán».

Jeremías 29:4-7

“Sin justicia, no hay paz”. Estas fueron las cuatro palabras escritas en el cartel que sostenía en una vigilia de oración en 2020. Fueron las palabras que clamamos juntos como liturgia pública de lamento por Breonna Taylor, Ahmaud Arbery y George Floyd, cuyas vidas fueron arrebatadas injustamente de este mundo. Estas cuatro palabras no fueron una amenaza de violencia, brutalidad ni destrucción. Fueron un recordatorio profético para el mundo de que, sin justicia, nunca experimentaremos la verdadera paz. Sin justicia, no hay shalom. 

Shalom significa mucho más de lo que solemos creer. Shalom no es una paz barata. No es encubrir el dolor ni un alto al fuego. Shalom no es la paz que se logra manteniendo el statu quo. Shalom es esa sensación holística de paz que se encontró cuando Dios creó el universo y dijo que era "muy bueno". También es la paz que se encuentra cuando nosotros, como pecadores, somos sanados por la gracia de Jesús. Cuando Dios restaure todas las cosas en el nuevo cielo y la nueva tierra, la shalom estará en el aire que respiramos y en la tierra bajo nuestros pies. Sin embargo, en el mundo roto en el que vivimos, la shalom no existe por defecto. Hay que buscarla. 

El autor de Jeremías nos recuerda esto al proclamar la palabra del Señor a un pueblo en exilio. Anima al pueblo de Dios, en medio de las injusticias, a buscar la paz, el shalom, de la ciudad. Esto no es un llamado a simplemente congraciarse con sus captores y fingir que todo es color de rosa. No, Dios llamó a su pueblo a buscar el shalom, a alcanzar y crear una sociedad próspera y justa para todos. Esta es la pacificación que dice la verdad al poder, exponiendo la situación de quienes sufren y diciendo: «Sin justicia, no hay paz».

Como pueblo de Dios en la tierra hoy, Dios también nos llama a buscar la paz en el mundo actual, a esforzarnos por crear una sociedad próspera. Las oportunidades para participar en esta labor nos rodean. Están presentes en nuestras elecciones, nuestras comunidades locales, nuestra iglesia, nuestro lugar de trabajo e incluso en nuestras familias. Por lo tanto, busquemos la paz en medio de un mundo quebrantado y herido, buscando la compasión y la justicia, para que un día haya verdadera paz.

Próximos pasos

  • ¿Recuerdas alguna ocasión en la que experimentaste el shalom de Dios en tu vida? Reflexiona sobre cómo te sentiste y cómo te sentiste.          
  • Oremos y pidamos a Dios que nos muestre cómo podemos buscar el shalom en nuestra comunidad.