Ama a Dios, ama a la gente
Marcia Ollie | 4 de octubre de 2022

Él respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente» y «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Lucas 10:27
Muchos de nosotros quizás conozcamos la historia del Buen Samaritano (Lucas 10:30-35). Jesús cuenta esta parábola en respuesta a un experto en la ley, que lo estaba poniendo a prueba. El experto pregunta: "¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?" (v. 25). Jesús sabe que conoce bien la ley, así que le pregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la lees?" (v. 26). La respuesta del experto es la escritura anterior, pero unos versículos después pregunta: "¿Quién es mi prójimo?"
En la parábola, la mayoría entiende que el samaritano es quien ama a su prójimo. A pesar de que nadie lo habría ayudado si la situación fuera la contraria, pues los samaritanos eran considerados peores que marginados.
¿Quiénes son tus vecinos? Están nuestros vecinos de al lado, por supuesto, pero hay tantos otros vecinos en nuestras vidas, ¿verdad? En realidad, cualquiera con quien nos relacionamos, e incluso desconocidos, son nuestros vecinos. Nuestros enemigos y marginados son nuestros vecinos.
Dios nos instruye a amarlos a todos como a nosotros mismos. Puede parecer una tarea difícil, especialmente cuando algunos vecinos no son tan fáciles de amar. ¿Qué hay del vecino que pone música alta a altas horas de la noche, del compañero de trabajo que te deja todo el trabajo y luego se atribuye el mérito, o de esa amiga que solo llama cuando necesita algo? Jesús nos dice no solo que los amemos, sino que los amemos como a nosotros mismos. Nos tratamos bastante bien la mayor parte del tiempo; ¿les mostramos a nuestros vecinos ese tipo de amor?
Volviendo a la primera frase del pasaje bíblico anterior: para amar a alguien en nuestra vida, primero debemos amar a Dios. Debemos amarlo con todo nuestro ser: corazón, mente, fuerzas y alma. Es un amor que nos consume y que emana de una relación con él. No podemos amar bien a los demás sin ese amor por Dios y el Espíritu Santo obrando en nuestras vidas.
Próximos pasos
- ¿Amas a Dios con todo tu corazón? ¿Necesitas aceptar su amor por primera vez? Evalúa tu relación con él.
- Oremos y pidamos a Dios que nos ayude a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
- Piensa en los vecinos "antipáticos" de tu vida. Identifica a uno para mostrarle cariño ayudándolo de alguna manera esta semana.