Es fácil dejar que la iglesia sea algo dominical, pero ¿qué tal si Dios tiene más de su presencia y propósito para ti en cada espacio al que entras? Fuimos creados para vivir vidas holísticas y plenas, pero a veces nos sentimos dispersos y segmentados, cambiando nuestra forma de interactuar, pensar y actuar según la situación en la que nos encontramos. ¿Cómo es invitar verdaderamente a Dios a nuestras iglesias, familias, hogares, trabajo e incluso a nuestro tiempo libre? ¿Qué pasaría si pidiéramos sinceramente que viniera el Reino de Dios y se hiciera su voluntad? Podría cambiarlo todo.