Aunque algunos piensan que la justicia racial es más política que espiritual, la Biblia presenta un panorama diferente: todo ser humano lleva la imagen de Dios, todos merecen dignidad, y la iglesia actual (tal como lo modeló la iglesia primitiva) tiene un papel que desempeñar en la reparación de los sistemas quebrados. Las generaciones más jóvenes esperan ver a la iglesia buscar la justicia, así que seamos una de ellas.