Por mucho que lo intentes, la verdadera transformación solo se logra mediante el poder de Dios. Un cambio de vida no ocurre de la noche a la mañana; se cultiva mediante una relación con Jesús que crece con ritmos regulares de oración, adoración y reflexión bíblica. ¡Lucas 15 nos muestra cómo la presencia del Padre tiene el potencial de transformarnos!