Fuegos artificiales

Ed Miskovic, escritor voluntario, Huntley | 4 de julio de 2025

Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían el mensaje. Los creyentes circuncidados que habían venido con Pedro se asombraron de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado incluso sobre los gentiles.
Hechos 10:44-45


Pedro habla. Muchos creen. El Espíritu Santo se derrama en los nuevos seguidores de Cristo. Quizás hayas tenido un momento muy especial al aceptar a Cristo como tu Salvador. Tu alma puede haber estallado como fuegos artificiales el 4 de julio, encendida en el Espíritu.

Pero quizás no. Tu primera experiencia con el Espíritu Santo pudo haber sido más como una suave brisa que agita la hierba alta en un día de verano, en lo más profundo de ti.

De cualquier manera, o quizás simplemente con el tiempo, notas cambios de humor, más alegría y paz. Aprendes a actuar con confianza, con un sentido de propósito divino. Descubres que las necesidades de quienes te rodean te impulsan a ofrecer tu mano, a realizar buenas obras que agradan a Dios.

Esta conciencia de las necesidades y la motivación para hacer el bien son una bendición constante disponible para ti, para los demás e incluso para Dios. Se describe como el don del Espíritu Santo y el fruto del Espíritu. Dentro de ti, el Espíritu te guiará mediante inspiraciones que, al seguirlas, pueden traerte sentimientos positivos de alabanza. Deberás permanecer receptivo a su guía.

La energía y el poder del Espíritu Santo en tu vida no se limitan a ocasiones especiales, como antes de Pentecostés, cuando descendió como lenguas de fuego. Desde entonces, ha morado permanentemente en ti. Es una confirmación de la fe genuina en Jesús, de la redención del pecado y de la herencia de la vida eterna. Esta es una garantía importante.

La conciencia de su presencia y el gozo resultante pueden verse sofocados por el pecado. Pero ser constantes en la introspección, en la confesión, en la reparación de los efectos del pecado cuando sea posible y en la comunión comunitaria conduce a una mayor sensibilidad a las inspiraciones del Espíritu. Esta es la manera de agradar a Dios y disfrutar de su favor.

Arder en el Espíritu o sentir la brisa espiritual del Espíritu guiando tus acciones y decisiones diarias es algo bueno. Comienza al aceptar a Cristo como tu Salvador y termina con el resplandor de su gloria eterna.

Próximos pasos

Piensa en tu progreso siguiendo al Espíritu Santo. Luego, ora para que te indique cuál debería ser tu próximo paso. Hazlo y observa.