Una guía para manejar conflictos

Liz Schauer | 8 de enero de 2025


Encuentra la paz dentro y alrededor de ti.

El conflicto es inevitable en la vida. Ya sea el diálogo interno, la tensión en las relaciones o algo que tú mismo causaste, ¡ cómo lo gestionas marca la diferencia! Esta guía te brindará principios prácticos para ayudarte a gestionar los conflictos con claridad, empatía y gracia.

Primero, comprenda la raíz del conflicto.

Ya sea que el conflicto sea interno o externo, comprender su raíz y tus tendencias personales para gestionarlo es clave para avanzar. Normalmente existe el conflicto superficial (de qué crees que se trata) y el problema más profundo (de qué se realmente ). La Técnica de los Cinco Por Qué es una forma de preguntarte el porqué suficientes veces como para comprender realmente el problema. Aquí tienes un ejemplo:

El conflicto superficial es que estás luchando por perdonar a alguien que te hizo daño.

  • Primero, pregúntate: ¿Por qué te cuesta perdonarlos? Quizás porque sientes que lo que hicieron fue imperdonable y estás enojado por ello.
  • Pregúntate por qué una segunda vez: ¿Por qué sientes que lo que hicieron fue imperdonable? Porque sus acciones te causaron un profundo dolor emocional y sientes que no comprenden realmente cuánto daño te hicieron.
  • Pregúntale por tercera vez: ¿Por qué crees que necesita entender cuánto te hizo daño? Porque quieres que reconozca su error y se responsabilice. Parece que no le importa el impacto que ha tenido en tu vida.
  • Una cuarta vez: ¿Por qué crees que deben asumir la responsabilidad de sus actos? Porque crees en la justicia y la rendición de cuentas, y crees que deberían corregir las cosas para que puedas seguir adelante.
  • Y una última vez: ¿Por qué son tan importantes para ti la justicia y la rendición de cuentas en esta situación? Porque crees que para sanar y seguir adelante, es necesario corregir los errores. Te cuesta aceptar la idea del perdón sin ese sentido de justicia.

¿Ves cómo preguntar "¿Por qué?" cinco veces realmente revela lo que sientes? Es un ejercicio de estiramiento, pero puede ayudarte a identificar la causa raíz. 

A continuación, abórdelo de forma saludable. 

¿Has oído hablar de la lucha o la huida? Ambas son reacciones , y ninguna es muy útil en momentos de conflicto intenso. Ya sea que surja un desacuerdo o te sientas afectado, hacer una pausa . Recuerda que no necesitas responder de inmediato y que pedir espacio para procesar la situación está perfectamente bien.

Otra herramienta útil para abordar conflictos es la Regla HALT. En pocas palabras, no respondas si tienes hambre , enojo , te sientes solo o cansado . Cada uno de estos estados y emociones puede nublar tu visión y perspectiva, así que esperar a superarlos casi siempre te llevará a una respuesta más reflexiva y útil.

Cuando se enfrenta a un conflicto, es útil:

  1. Practique la escucha activa; no espere simplemente su turno para hablar. 
  2. Ejercita la empatía cultivando la comprensión y la compasión. Tu verdad no es la única verdad.
  3. Pregúntate: “¿Qué pasa si me equivoco?”
  4. Discernir cuándo construir puentes o establecer límites.

¡Cada una de estas herramientas requiere práctica, así que esté dispuesto a recibir retroalimentación a lo largo del camino!

Por último, no tengas miedo de disculparte y reparar el daño.

Aunque el conflicto no siempre es causado por ti, sin duda lo será en algún momento. Reconocerlo requiere humildad y autoconciencia. Jesús nos reta en Mateo 7:3-5 a examinar nuestras propias faltas antes de abordar los errores de los demás. Preguntarnos: "¿Qué es mío?" y asumir la responsabilidad puede allanar el camino hacia la sanación.

Entonces, ¿qué hace que una disculpa sea efectiva?

  1. Responsabilidad: Admite lo que hiciste y cómo lastimaste a alguien.
  2. Sin justificaciones: No hay nada peor que cuando alguien dice: “Lo siento, pero…” ¡Discúlpate y ahórrate las excusas!
  3. Reparación: Pregúntele a la persona cómo puede solucionar las cosas, si es apropiado, y esfuércese por hacerlo mejor la próxima vez. 

Después de disculparte, le das el control a la otra persona. No es tu decisión cómo responde ni si te perdona, así que intenta arreglar las cosas, respeta su espacio y permítele procesarlo a su propio ritmo. 

Finalmente, recuerda la verdad del perdón de Dios. El conflicto no es fácil y puede persistir mucho después de resolverse. Pensar demasiado en los errores del pasado no ayuda, así que intenta enfocarte en las promesas de Dios y abraza el crecimiento. Esto se logra mejor en comunidad: encontrar un buen consejero o un grupo pequeño es un excelente siguiente paso.

¿Qué sigue?

El conflicto, ya sea interno, externo o provocado por nosotros, ofrece oportunidades de crecimiento y sanación. Pero gestionarlo de forma saludable, especialmente si no creciste con buenos ejemplos, ¡puede ser un desafío! Nuestro taller digital gratuito de 21 días te brindará un espacio para profundizar en estos temas.