Dios gana

Lindsey Zarob, Gerente de Contenido, Ministerios Centrales | 31 de julio de 2024

Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también estaban la bestia y el falso profeta. Serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 20:10


La voz incesante en mi cabeza necesitaba ser silenciada, pero no sabía si algún día lo sería. Pensaba que solo era un cristiano de segunda que siempre se sentiría inferior. Finalmente había entregado mi vida entera a Jesús, y vaya si había señales drásticas de esta entrega. Cambié las noches largas en el bar por noches largas en la iglesia o en mi sala con un grupo pequeño. El lenguaje pintoresco que solía ser natural de repente disminuyó. Las señales externas de que algo había cambiado eran indiscutibles. Y, sin embargo, esa voz en mi cabeza persistía. 

Me tomó un tiempo comprender lo que Pablo dice en 2 Corintios 10:5 sobre llevar cautivos nuestros pensamientos. Y siendo honesto, mientras camino con Dios en este lado de la eternidad, los cambios de comportamiento a menudo parecen más fáciles de lograr que llevar cautivos mis pensamientos. Creo que hay algunas razones para esto, pero una de las principales es Satanás. Tiene muchos nombres: Acusador, Calumniador, Traidor y Adversario. Contra quien más he tenido que luchar es Mentiroso. No hay suficiente espacio en este espacio devocional para desentrañar esa terrible mezcla de nuestra propia naturaleza pecaminosa y los ataques de Satanás contra nosotros, pero una cosa es segura: él es el mentiroso de todos los mentirosos, y uno de los mejores lugares para atacarnos es en nuestra mente. 

¿Por qué? Porque es más fácil aparentar que transformarnos mentalmente. Podemos asistir a todo lo que corresponde, como ir a la iglesia el domingo. Podemos hacer todo lo que corresponde, como ser voluntarios en la Asociación de Padres y Maestros (PTA) o ser líderes de grupos pequeños. Podemos decir todo lo que corresponde, sin que eso nos lleve a una cancelación. Pero por dentro, nos da vueltas la cabeza porque las mentiras del enemigo nos atacan sin distinción. 

Y, sin embargo, el versículo de hoy declara que un día será silenciado, y la victoria obtenida en la cruz con la resurrección de Jesús se consumará por completo, ¡y Dios triunfará! ¿Te imaginas un día en que las mentiras del enemigo se extingan para siempre, y solo oigamos en nuestra mente cosas verdaderas, nobles, hermosas y admirables (Fil. 4:8)? 

Hasta entonces, dejamos cautivos nuestros pensamientos e invitamos a otros a ayudar. Todavía hay una voz que me infunde sus pensamientos perversos y mentirosos, pero con la práctica constante, dejar cautivos mis pensamientos se convierte en un músculo más fuerte que no hace más que crecer. Y un día, no necesitaré ese músculo para nada, ¡y tú tampoco! 

Próximos pasos

¿Hay una voz en tu cabeza que te invita a creer mentiras? Tómate el tiempo para escribirlas. Luego, consulta tu Biblia (o Google) y encuentra los versículos que dicen la verdad. Comparte lo que has descubierto con un amigo de confianza y oren juntos para que tus pensamientos sean cautivos. 

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