El mejor ataque es una buena defensa

Kerri Ash, escritora voluntaria, South Barrington | 14 de junio de 2024

Pero fiel es el Señor. Él os afirmará y os protegerá del maligno.
2 Tesalonicenses 3:3

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en los momentos difíciles.
Salmo 46:1

“Mi pueblo habitará en moradas de paz, en casas seguras, en remansos de paz.”
Isaías 32:18


En la mayoría de los deportes, hay jugadas ofensivas y defensivas. La misma idea puede usarse para describir la guerra espiritual que se libra a nuestro alrededor.

Dios nos invita a elegirlo a Él y a su presencia, pero el enemigo quiere interponerse. Están librando una batalla por nuestras almas. Dios nos dice a lo largo de las Escrituras que Él es nuestro protector y es más grande que el enemigo, y por eso, incluso en medio de la batalla, podemos vivir en paz y contentamiento. Así que nuestra estrategia ofensiva es mantener la mirada puesta en Dios y buscarlo en todo, charlando con Él casi constantemente a lo largo del día, lo mejor que podamos, recordando que Dios siempre está con nosotros.  

Dicho esto, es prudente contar también con una defensa eficaz. A continuación, se presentan algunas acciones que podemos tomar en esta batalla espiritual usando las herramientas que Dios nos da para defendernos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestros hogares. Lo más importante es que nuestro corazón deba dar toda la gloria, atención y honor a Dios, no al enemigo. Por lo tanto, es fundamental emplear estas herramientas con un espíritu de asombro, admiración y gozo por nuestro Padre, en lugar de temor al enemigo. 

  • Orando la Armadura de Dios sobre uno mismo y los demás:

En Efesios 6:10-20, Pablo enumera las piezas de la armadura de Dios. Imagina a Dios y su poder omnipresente contigo mientras tomas cada pieza y te la pones; ¡incluso puedes hacer los movimientos! Al hacerlo, invita a Dios a participar en la experiencia, agradeciéndole y alabándolo por proveerte de su armadura para la batalla. (Más información sobre la armadura de Dios aquí ).

  • Oremos el Salmo 91 por nosotros mismos y por los demás:

El Salmo 91 tiene una rica historia como salmo de protección. A menudo lo personalizo orándolo en primera persona ("Yo"), dirigiéndolo a Dios usando "Tú" constantemente, o orándolo por mi pueblo insertando sus nombres.

  • Orando y adorando a través de tu hogar:

A veces el Espíritu me guía a orar por mi casa. Entro en cada habitación orando por las personas que duermen en ellas, por los amigos y familiares que las visitan, por las comidas que se preparan y sirven, y por la estructura misma; en realidad, por todas las idas y venidas en este lugar que llamamos hogar. 

  • Música de adoración sonando de fondo en tu casa:

Tengo una radio antigua en la cocina sintonizada con la emisora ​​local de música cristiana las 24 horas. ¡Me encanta cuando surge la adoración espontánea en mi familia con un tarareo, un coro o incluso un bailecito! ¡Que mi hogar sea un hogar de adoración!

Mientras oras por la protección de Dios en tu hogar y en tu vida, nota la paz y la alegría que los llena.

Próximos pasos

Tómate un momento para agradecer a Dios por ser el Protector más maravilloso y por ayudarte a confiar en Él como tal. Al comenzar a orar con regularidad por ti y tu familia, ¡nota cómo tu confianza en Dios y en su plan, así como la paz que Dios te ha prometido, aumentan!