No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por tanto, según tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, especialmente a los de la familia de los creyentes.
Gálatas 6:9-10

---

Crecí viajando de mochilero por las montañas del sur de Colorado con mi familia. Era nuestra versión de vacaciones, que hacíamos todos los años alrededor de la semana del 4 de julio. Recuerdo una vez, cuando tenía unos 10 años, que empecé a sentir un dolor en el pecho mientras caminábamos. ¡Sentía como si con cada respiración me apuñalaran! Sentía las piernas pesadas y no podía respirar. Era la viva imagen del cansancio. 

Mi papá me hizo quitarme la mochila y repartió su contenido entre él y mi mamá. Luego se arrodilló y me dijo que no podía quedarme donde estaba porque mi casa estaba a solo unos kilómetros. Me animó a levantarme y a seguir concentrándome en el siguiente paso. Luego en el siguiente paso. Luego en el siguiente. 

A través del dolor y el pánico de mi yo de 10 años, ese día aprendí cuánto más había dentro de mí, especialmente cuando estaba dando pasos con una familia que podía ayudarme a soportar mis cargas. 

Amigos, lo mismo aplica a nuestra vida espiritual. Estamos aquí en la última semana de la Celebración de la Esperanza. Muchos hemos participado en el ayuno solidario, miles hemos empacado semillas y hemos comenzado a donar con sacrificio de nuestro dinero para combatir la pobreza y la injusticia, para que vidas se transformen y Jesús sea conocido. Quizás se sientan cansados ​​ahora mismo, pensando que ya han hecho suficiente y están acabados. Les animo a que aún les queden pasos por dar para terminar la carrera. Simplemente pónganse de pie y concéntrense en dar el siguiente paso. Luego el siguiente. Luego el siguiente.

Próximos pasos

¿Cómo podrías profundizar para colaborar con la obra que Dios está haciendo en todo el mundo? ¿Te está llamando Dios a dar con sacrificio? ¿Quizás te esté llamando a unirte a un equipo de servicio ? ¿Quizás sea algo más? Tómate un minuto para reflexionar sobre a qué podría estar llamándote Dios.