El asombro es mejor que la ira
Dan Lovaglia, pastor del campamento, Camp Paradise | 25 de marzo de 2024

El fin de un asunto es mejor que su principio,
y la paciencia es mejor que el orgullo.
No te enojes fácilmente,
porque la ira reside en el seno de los necios.
Eclesiastés 7:8-9
La ira es una emoción sana y poderosa. Aparece para protegernos cuando estamos en peligro. Nos impulsa a actuar ante la injusticia. Entonces, ¿por qué la ira se agria tan rápido? ¿Por qué la dejamos arder en secreto y la liberamos de forma indirecta o en forma de explosión? Si la ira es buena, ¿cómo evitamos equivocarnos?
He reflexionado sobre la ira desde niño. Veía esta emoción cruda, reprimida o ardiendo constantemente en casa. La verdad es que daba miedo. Pero daba más miedo cuando empecé a enojarme de forma destructiva, solo. No me gusta admitir que les he gritado a personas que quería, he golpeado postes de cercas después de salir hecho una furia por la puerta trasera, he pisado a fondo el acelerador para aliviar la tensión, y mucho más. Tener un temperamento impulsivo es algo que he llevado conmigo toda la vida, pero por la gracia de Dios, ya no soy quien era. Hoy puedo manejar mi ira de forma más sana. He descubierto, con paciencia y con el tiempo, que la curiosidad es mejor que la ira.
Eclesiastés 7 presenta una serie de afirmaciones "superiores" que moldean un carácter piadoso, una guía de proverbios que guían una buena relación con Dios. Los versículos 8 y 9 enfatizan la importancia de terminar con fuerza, priorizar la paciencia sobre el orgullo y advertir a los irascibles que eviten la imprudencia. Y, para ser claros, la ira imprudente no tiene que ser explosiva para ser peligrosa. Enojarse no es tan visible como enfurecerse, pero ninguno de los dos refleja una paciencia madura y piadosa. Si queremos vivir de cerca con Dios, se nos invita a reducir la velocidad y aceptar la humildad cuando estamos enojados.
Explorar cómo el asombro es mejor que la ira es una excelente manera de estar enojado y no pecar ( Efesios 4:26 ). Cuando tú y yo decidimos ser curiosos sobre nuestro enojo en lugar de ser impulsivos, egoístas y egoístas, invitamos al Espíritu Santo a aliviar la presión interior y restaurar lo que está roto por fuera.
Aquí tienes algunas preguntas que puedes hacerte cuando sientas ira. Si quieres evitar que la ira cause estragos, exploremos juntos la capacidad de superarla.
¿Cuáles son cinco razones por las que esa persona hizo algo que no tienen que ver conmigo?
¿Qué hay detrás o debajo de mi enojo que alimenta mi reacción instintiva?
¿Cómo puedo reducir la velocidad y dar la bienvenida a la humildad en lugar de hacer algo destructivo para mí o para otra persona?
Preguntas como estas son un regalo para lidiar con la ira. Si quieres evitar que la ira cause estragos, busquemos juntos la asombro ante la ira.
Próximos pasos
Piensa en una situación o persona que te enoje y reflexiona sobre las preguntas anteriores. Luego, háblalo con Dios en oración y con alguien de confianza para que puedas encontrar el camino hacia un siguiente paso saludable.