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Verónica Burlock, Pastora de Adoración, Wheaton | 29 de diciembre de 2023

Jesús se detuvo y dijo: «Llámalo». Llamaron al ciego, diciéndole: «¡Ánimo! ¡Levántate, te llama!». Y, quitándose el manto, se levantó de un salto y fue hacia Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le respondió: «Rabí, que recobre la vista». Jesús le respondió: «Vete; tu fe te ha salvado». Y al instante recobró la vista y lo siguió por el camino.
Marcos 10:49-52


Las historias de los evangelios siempre me asombran. Aquí está este ciego llamado Bartimeo al borde del camino, deseando desesperadamente ser sanado. Entonces escuchó a Jesús y lo llamó. Aunque otros lo molestaban y le decían que se callara, él llamó a Jesús de todos modos. Me encanta que Jesús, completamente humano pero también completamente Dios, haga preguntas. Le preguntó a Bartimeo: "¿Qué quieres que haga por ti?". A lo largo de los evangelios, cada vez que Dios hacía un milagro, requería dos cosas: Dios haciendo su parte: poder. Y los humanos haciendo la suya: actuar. Bartimeo tuvo que levantarse, caminar hacia Dios y luego pronunciar palabras de fe. ¿Por qué Jesús le preguntó qué quería si ya sabía lo que quería? No lo sé. Pero, ¡quizás quería que Bartimeo ejerciera su fe y lo expresara con sus propias palabras!

Esta historia me recuerda a la de Ezequiel en el valle de los huesos secos (Ezequiel 37:4). Ezequiel se topó con un valle de huesos secos, y Dios le dijo que les hablara para que vivieran, ¡y volvieron a la vida! Desde el principio de los tiempos, Dios ha dado a la humanidad la autoridad para hablar y declarar cosas conforme a su voluntad. Por eso nos advierte sobre el control de la lengua (Santiago 3:8). Bartimeo necesitó fe para pedirle a Dios que lo sanara. 

¿Qué esperas que Dios haga en esta época? ¡Ten fe y pídelo! Aunque otros te estén dando problemas, no dejes que eso te detenga. Dilo con tus propias palabras y únelo al nombre de Jesús, porque él es quien puede cambiar, transformar, renovar y resucitar.

Próximos pasos

Nos acercamos al nuevo año. Intenta reservar tiempo durante las próximas semanas para reflexionar sobre el año pasado y tus esperanzas para el próximo. ¿Hay momentos en los que Dios te esté llamando a una mayor fe?