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¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan las tumbas de los justos. Y dicen: «Si hubiéramos vivido en los días de nuestros antepasados, no habríamos participado con ellos en derramar la sangre de los profetas». Así que dan testimonio contra sí mismos de que son descendientes de quienes asesinaron a los profetas. ¡Continúen, pues, y completen lo que sus antepasados ​​comenzaron!

Mateo 23:29-32

Tú, pues, no tienes excusa, tú que juzgas a otro, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo. 

Romanos 2:1

A mi maestra de quinto le encantaban los refranes antiguos. Tenía uno para cada ocasión.

¿Cuándo terminó el primer alumno de almorzar y fue el primero en salir al recreo? ¡ Al que madruga, Dios le ayuda !

¿No sabes qué libro de la biblioteca quieres sacar? No juzgues un libro por su portada .

¿Dos estudiantes traicionándose? Dos errores no hacen un acierto .

¿Cuando teníamos que limpiar un desastre? Muchas manos facilitaban el trabajo .

Y una vez, cuando un estudiante quiso echar la culpa, ella sabiamente dijo: «Recuerda, cuando señalas a alguien, todavía tienes tres dedos apuntándote a ti». Rápidamente, todos los estudiantes señalaron para comprobar la afirmación de la profesora, incluyéndome a mí. Un dedo fuera, tres dedos hacia mí.

Esto me hizo reflexionar y me dio una valiosa lección de autorreflexión que me ha servido toda la vida. ¿Con cuánta rapidez he señalado y culpado a otros antes de reflexionar sobre mis propias acciones, valores y creencias? ¿En qué me he desobedecido? ¿Cuándo he actuado como los fariseos, sin reconocer a Jesús por quien es? ¿He sido un hipócrita?

Observen la forma en que Jesús habla directa y poderosamente a los líderes de la iglesia en este último ay. Es muy diferente de la forma amable y compasiva en que habló a sus seguidores y discípulos. Me parece que Jesús está enseñando un poco de "amor duro", diciendo en pocas palabras: practiquen lo que predican. Les implora que reflexionen sobre sus acciones y se pregunten si sus acciones concuerdan con sus palabras, creencias o valores. ¿Pueden los líderes de la iglesia —los maestros mismos— ser enseñables? ¿Podemos ser enseñables?

Si estuvieras en el lugar de los fariseos, ¿atenderías las enseñanzas de Jesús? Me gustaría pensar que sí, pero siendo sincero, recuerdo varias veces que he juzgado con rapidez, a veces sin comprender del todo la situación. Otras veces, he actuado por emoción o impulso y me he arrepentido. Un dedo lejos, tres hacia mí. Detente y reflexiona. ¿Cómo puedo honrar mejor a Jesús en esta situación?

Próximos pasos 

1. Pregúntate en qué momentos de tu vida has juzgado a otros antes de reflexionar sobre tus propias creencias.
2. Ora por un corazón dócil. Salmo 86:11-13 Enséñame, Señor, tu camino, para que confíe en tu fidelidad; dame un corazón íntegro, para que tema tu nombre.

Profundizando

Hoy, intentemos comprender el significado completo de este pasaje comparando traducciones. Abra la aplicación de la Biblia YouVersion o visite Biblegateway.com para encontrar diversas traducciones. ¿Qué nuevas ideas le han llamado la atención después de leer una o dos traducciones más?