Pasando el rato con Dios

Verónica Burlock, Pastora de Adoración, Wheaton | 3 de marzo de 2023


Aplica tu corazón a la instrucción y tu oído a las palabras de conocimiento.

Proverbios 23:12

Recuerdo que me motivaba a ser uno de esos "buenos" cristianos en la preparatoria. Apenas había empezado a leer la Biblia con asiduidad y pensé en estudiar el libro de Proverbios. Abrí el primer capítulo y leí: "El temor de Dios es el principio de la sabiduría" (Proverbios 1:7).

Entonces, cerré mi Biblia y me sentí muy confundido. ¿Por qué querría Dios que le temiera? Ese versículo me desconcertó durante muchos años, hasta que escuché a un pastor decir que temer a Dios significa tomarlo en serio. Tomar en serio su palabra, su amor y sus promesas.

El libro de Proverbios es conocido como un libro de consejos. Busca sabiduría, y si no la tienes, pídesela a Dios y te será dada. ¿Cómo aplicamos la sabiduría a nuestra vida? Invitando a Dios a nuestras situaciones cotidianas, grandes o pequeñas, antes de actuar. Luego, espera en Él (dejando espacio) para que te muestre qué hacer o te dé paz sobre cómo hacerlo.

Para alcanzar este nivel de comodidad con Dios, debemos acostumbrarnos a estar con Él, en su palabra (la Biblia), en oración y en una postura de escucha. Debemos tratar de acallar todo ruido a nuestro alrededor y sintonizar nuestros oídos con el Espíritu Santo. La Escritura dice que el Espíritu Santo escudriña lo más profundo de Dios y de nuestros pensamientos (2 Corintios 2:10). Así, al pasar más tiempo con Dios y invitarlo a los detalles de nuestra vida, Dios se comunica con nosotros a través del Espíritu Santo para mostrarnos cómo aplicar su palabra a nuestra vida diaria.

Próximos pasos

¿Tienes un ritmo diario para encontrarte con Dios? Para algunos, eso significa madrugar y leer la Biblia con su primer café. Para otros, es salir a caminar al mediodía y escuchar la aplicación de la Biblia. Quizás sean unos momentos al final del día para reflexionar sobre cómo Dios se manifestó a lo largo de tu jornada. Dedica tiempo a reflexionar sobre qué podría ser mejor para tu horario y personalidad, y pídele a Dios que te muestre lo mejor para ti.

¿Ya tienes un ritmo diario para encontrarte con Dios? ¿Alguna vez has dedicado tiempo al silencio como parte de ese ritmo? Puede resultar intimidante al principio, pero puedes empezar poco a poco, con solo unos minutos. A medida que te sientas cómodo con esta práctica, ve añadiendo un minuto a la vez.